Un bosque para los niños
Para cuidar algo, es necesario conocerlo. Para amar los bosques, los niños deben recorrerlos, observarlos, habitarlos y admirarlos.
Si un niño pudiera contemplar nuestro planeta a la distancia, notaría que la esfera que habitamos es mayormente azul por sus océanos, marrón en algunas zonas y, por supuesto, verde por la gran cantidad de bosques que existen en la Tierra. Esos verdes paraísos, que ocupan al menos 3,870 hectáreas distribuidas en puntos estratégicos del planeta, son una de las mayores fuentes de vida y de oxígeno de la Tierra; son, no solo necesarios, sino también debieran ser sagrados —algo que los niños deben saber desde temprana edad.
La importancia de los bosques es tal que si estos desaparecieran, la humanidad desaparecería con ellos. Por eso es importante tomar todas las acciones posibles para evitar su extinción; y el primer paso es la conciencia. Y es que a pesar de su naturaleza esencial, la intervención humana ha hecho que estos ecosistemas se vean reducidos debido a la tala desmedida con diversos fines y a la caza furtiva. A pesar de que se han perdido grandes cosas en el camino —hoy hay una gran cantidad de especies extintas— estos ecosistemas tienen la posibilidad de regenerarse (de forma casi mágica).
Para favorecer los procesos de regeneración de los bosques del mundo no basta con el trabajo que hoy se realiza, se necesita educar a las generaciones más jóvenes. Enseñar la importancia de estos pulmones verdes desde los primeros años, hará que las mujeres y los hombres del futuro aprendan a cuidar a los bosques como cuidan a su propio cuerpo, a su familia y otros seres queridos. Generar estrategias para que los más pequeños se vinculen de manera profunda y perdurable con los espacios naturales que los rodean es la clave para revertir los efectos que la inconsciencia humana ha generado en los ecosistemas del mundo. Lo único que se necesita, nuestra herramienta más valiosa, es la consciencia, que solo puede ser generada por la educación.
La importancia de los bosques
Los bosques son un tipo de ecosistema en el que coexisten miles de especies animales y vegetales. Se caracterizan por albergar a la gran mayoría de las especies arbóreas que existen en el planeta. Aunque podrían parecer similares, no todos los bosques son iguales. De hecho, se clasifican en tres tipos: los tropicales, que son los más cercanos a la línea del Ecuador y cuentan con más de 100 tipos de árboles por kilómetro cuadrado; los templados, que se localizan, principalmente, en el hemisferio norte y tienen un suelo muy fértil; y los bosques de coníferas que habitan regiones más frías del planeta y albergan una gran cantidad de especies perennes y de pinos.
Por su parte, las tareas que cumple este ecosistema son claves para la subsistencia, no solo de la humanidad sino de cientos de especies. Entre sus funciones más concretas está la de regularizar el equilibrio hídrico del planeta, evitar la erosión de los suelos y la retención de carbono. Además, los bosques generan una gran cantidad de biomasa, es decir, de materia orgánica que puede ser reutilizada como energía.
Estrategias para acercar a los niños a los bosques
Nuestra época se caracteriza por la sobre-urbanización de los espacios, lo que dificulta enormemente la tarea de los padres a la hora de inculcarles a sus hijos el amor por la naturaleza.
Los niños del siglo XXI no siempre tienen acceso a la información necesaria para acercarse a la naturaleza y comprenderla, especialmente cuando habitan entornos urbanos. Pero esto se puede remediar a través del seguimiento de una serie de estrategias pedagógicas sencillas para estrechar el vínculo entre los niños y los bosques.
*Un buen comienzo es procurar que las escuelas y centros educativos a los que acuden los pequeños les brinden educación ambiental de calidad y que, en la medida de lo posible, organicen visitas y paseos frecuentes a áreas verdes y otros espacios naturales. El cuidado y el amor por la naturaleza debieran enseñarse a la par de las matemáticas, el español y todas las demás materias básicas que los pequeños cursan en la escuela, y es necesario que los programas pedagógicos que se ofrecen tomen en cuenta todo esto.
*Otra manera de acercar a los niños a los entornos naturales que los rodean, desde casa y en familia, es hacer visitas frecuentes a parques, bosques o lugares donde los pequeños puedan entrar en contacto con los árboles, las plantas y los animales que los habitan; usar el tiempo libre para explorar la naturaleza, contemplar sus procesos, encariñarse con sus habitantes y generar recuerdos memorables. En ese sentido se recomienda usar los fines de semana y las vacaciones para salir al bosque y conocerlo. Durante estas visitas, es importante generar curiosidad en los pequeños, explicándoles lo que ven: la corteza de los árboles, las hojas de hierba y la vida de los animales.
*Otra acción importante implica hacer que los niños sean parte de iniciativas sustentables, no sin antes explicarles qué es la sustentabilidad y por qué es tan importante en una época como la nuestra —enseñarles a ser parte del cambio. Para ello, hay que buscar iniciativas cercanas y accesibles a nosotros —viveros, parques ecológicos, iniciativas de reciclaje, cursos y talleres, entre otros—que le enseñen a los niños a participar en acciones específicas de manera colectiva, como la siembra, el reciclaje, la recolección de basura, cursar talleres de hortalizas y hasta de plantas medicinales.
*Vincular el arte y la naturaleza. Salir de excursión no siempre será posible, pero existen maneras de acercar a los niños a la naturaleza desde casa a través de la literatura, las muchas películas documentales que existen y actividades que incluyan pintar, dibujar o crear esculturas usando elementos de la naturaleza como hojas secas, piedras y demás objetos. Por supuesto, enseñar a los niños a cuidar a las plantas y animales en el hogar puede crear un vínculo importante con el mundo natural.
*Hacerlos parte del cambio. Es importante hablar con los pequeños para que sepan la importancia de sus acciones y que tomen conciencia de su papel como individuos capaces de hacer un cambio en el mundo; finalmente, cuidar nuestro planeta es una responsabilidad de todos y todas. Si les explicamos por qué no debemos desperdiciar el papel o el agua, por qué debemos reciclar la basura y por qué es importante generar una cultura del reuso, los niños compartirán nuestra responsabilidad y aprenderán a cuidar su entorno.
En un tema como el cuidado de los bosques y la enseñanza pedagógica de su cuidado nunca es tarde y cada grano de arena cuenta. Tenemos que echar mano de la educación para reimaginar, juntos, un futuro que transcurra entre árboles y bosques.
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La Vaca Independiente trabaja por la optimización de la educación en nuestro país, una que debiera inculcar desde temprano el amor y el respeto por la naturaleza y todas las formas de vida que son parte de ella. A través de la iniciativa La basura de todos, diseñada para chicos y grandes, fomenta la reflexión en torno a los deshechos que generamos y la urgente necesidad de aprender a habitar nuestro planeta de una manera más consciente.