Imagen: Wilhelms - Creative Commons

Curso de Verano Baktún 2020: La Naturaleza de la Cultura

13 | 08 | 2020

Para implementar este curso, el equipo del Instituto DIA, a través de Iniciativa Baktún, colaboró con diversos actores en espacios virtuales y presenciales desplegados en varias partes del país, lo que demuestra que siempre es posible buscar nuevas alternativas para educar.

Del 24 de julio al 7 de agosto, el Instituto DIA, a través de Iniciativa Baktún, realizó el Curso de Verano Guardianes Culturales: La Naturaleza de la Cultura, cuyo objetivo fue generar un espacio de aprendizaje a través de encuentros virtuales y retos lúdicos en los que niños y niñas de 8 a 13 años pudieron conectar con la naturaleza a través del manejo de residuos y el cuidado orgánico de las plantas. 

Como en ediciones anteriores del Curso de Verano, Iniciativa Baktún tejió un espacio para que los niños de las comunidades de Yucatán se acercaran a su cultura, a la naturaleza y a la transmisión intergeneracional de sus costumbres, con la novedad de que este verano los formatos de participación se adaptaron para enfrentar los retos de la contingencia sanitaria. Para garantizar la salud de las comunidades participantes, el equipo Baktún implementó nuevas estrategias de acercamiento con los jóvenes de las comunidades; así fue como por medio de narrativas, dibujos, fotografías, audios y videos, los niños lograron un aprendizaje individual y colectivo sobre su cultura. 

Para Ivonne García, mediadora de la comunidad DIA, “el curso fue un espacio virtual de aprendizaje cuya intención fue promover la sabiduría y la cultura mayas, así como ofrecer espacios de intercambio cultural que nos ayuden a reforzar el cuidado de nosotros mismos, el otro y el medio ambiente”. La mayoría de los 23 voluntarios y 88 niños que participaron en el Curso de Verano son habitantes de comunidades de la Península de Yucatán como X-canchakán, Izamal, Yaxunah, Tixcacaltuyub, Kankabdzonot, Yaxcabá, El Cuyo, Chiquilá, Isla Arena, Tekit de Regil, Nunkiní, Sanahcat, Conkal y Tekax, pero también hubo quienes participaron desde la Ciudad de México, Nuevo León y San Luis Potosí.

Los retos fueron diversos y permitieron que los niños indagaran en su cultura creativamente. Ivonne nos cuenta que “el curso tuvo tres encuentros virtuales y ocho retos. Los retos estuvieron planteados para que el niño conectara con la naturaleza y reflexionara sobre su cultura”. Los retos se lanzaron a través de un grupo de Facebook, donde las indicaciones estaban acompañadas de un ¿Sabías que…? “Lo que queríamos con esto —continúa Ivonne— es que los retos fueran cortos y tuvieran un toque lúdico, para que el niño pudiera divertirse y que estar en un curso de verano a distancia no impidiera que el niño disfrutara de él”.

El primer reto fue “El color del sabor”, donde los niños compartieron sus saberes sobre una fruta típica de su comunidad, su forma de prepararla y su sabor. Con “Reduce, reutiliza, composta y germina”, la intención era que los niños crearan composta para abonar la milpa, el huerto o sus plantas en casa. Por medio de una entrevista, los participantes preguntaron a sus abuelos cómo cosechaban las frutas cuando ellos eran niños, este reto se llamó: “La cosecha de mis abuelos”. En “Mi patio, un microcosmos”, los niños fotografiaron el ecosistema de su patio, el paisaje de un parque o la milpa de su familia. 

La dinámica del curso fue mixta. Para implementar la parte presencial del taller, el equipo recurrió a la figura de los voluntarios, personas de la comunidad que se caracterizan por su gusto por mediar espacios con niños, que forman parte de iniciativas como Mediadores Culturales Comunitarios, Promotores Culturales, voluntarios de Sal a Pajarear y Mediadores de la Comunidad DIA. “Los voluntarios —agrega Ivonne— fueron actores clave para este curso de verano, ya que juntos implementamos el curso. Ellos se encargaban de realizar los retos con los niños, les daban seguimiento, subían las evidencias al grupo de Facebook y se conectaban a los encuentros virtuales”.

La otra parte del curso se realizó a través de encuentros en Facebook Live y la publicación de los retos en el grupo de Facebook: Curso de Verano Baktún, lo que permitió que los niños de diferentes comunidades interactuaran con otros chiquitines que, como ellos, estaban tomando el curso desde su respectiva comunidad en pequeños grupos. A través de este grupo de Facebook, el equipo del Instituto DIA medió las actividades y el diálogo, además de que esta plataforma sirvió para transmitir los contenidos y publicar las evidencias de los participantes: sus dibujos, fotografías, audios y videos, de manera que todos los niños compartieron sus creaciones.

Durante la segunda semana del curso, los niños entrevistaron a sus familiares para elaborar un collage sobre “Estampas de mi cultura”, quinto reto del curso. De la misma manera, en “Mi lugar favorito”, niños y niñas realizaron un mapa de los diferentes caminos para llegar al lugar en el que más disfrutan estar. Para cumplir con el reto “Cuenta tu historia”, los jóvenes se dieron a la tarea de adaptar una historia sucedida en su lugar favorito a través de una narración en audio o video. El último reto, “Los Guardianes”, consistió en la elaboración de una máscara que representara su identidad como guardianes de su cultura. 

 Entre las novedades del curso, el equipo Baktún ve con buenos ojos la participación intergeneracional en plataformas virtuales con habitantes de diversas comunidades del país, la exploración de espacios virtuales como Facebook y la posibilidad de intercambiar material lúdico en modalidad a distancia. Un taller de estas características representa una buena oportunidad para motivar la participación en actividades de manera remota; al mismo tiempo, la intervención de los voluntarios en modalidad presencial resultó fundamental para establecer lazos de conciencia en los niños sobre el impacto de sus acciones en el modelamiento de sus comunidades y en su forma de vincularse con la naturaleza. 

“Como mediadora —concluye Ivonne—, me quedo con muchos aprendizajes. Uno de ellos es entender cómo un proceso de aprendizaje se puede llevar a cabo asincrónicamente”. A pesar del cambio que está teniendo la educación en estos tiempos, esta actividad demuestra “que se puede seguir aprendiendo desde casa, se pueden seguir desarrollando nuevas habilidades; no existen barreras infranqueables para el aprendizaje, todo es cuestión de tener aliados y replantearnos qué es lo que los niños necesitan para aprender: escucharlos y atender sus necesidades”.

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