Gianni Rodari

Gianni Rodari, impulsor de la creatividad infantil

16 | 12 | 2020

Gianni Rodari fue un importante promotor de la creatividad y el espíritu crítico en los niños a través de la literatura fantástica.

Imagina que un día el autobús que te lleva al lugar de tu trabajo se desvía de la ruta habitual, sale de la ciudad y llega a un prado con flores. Allí, pasado el susto, el enfado y las protestas, tú y el resto de los tripulantes hacen ramos, juegan futbol con un balón hecho con el periódico que leían durante el viaje y tienen un picnic. Luego, imagina que aquella experiencia atípica desaparece como llegó: solo fue un paréntesis en la vida cotidiana. Incluso el reloj se detuvo durante todo ese suceso.

Ese es el argumento de uno de los cuentos fantásticos (“El autobús número 75”) que escribió el autor italiano Gianni Rodari. Es una historia que podría remitirnos a diversos paréntesis en nuestras vidas. Desvíos y pausas que nos invitan a ver dónde estamos y a adaptarnos a esta nueva circunstancia, no solo de manera efectiva, sino también positiva y creativa. Una oportunidad para repensarnos y reinventarnos con imaginación y entusiasmo.

Escritor pedagogo

Escritor, periodista y maestro escolar, Gianni Rodari divulgó una pedagogía en favor de los niños, contraria al adoctrinamiento de determinados valores o formas de pensar dominantes de su época y que no han desaparecido del todo. Veía —usando un término actual— a los niños como agentes de cambio. Así, escribiendo libros, artículos y ensayos, e impartiendo clases y pláticas, dedicó gran parte de su vida a promover la innata capacidad creativa infantil, sobre todo mediante la literatura fantástica, ya que él pensaba que los textos imaginativos son potenciadores de la creatividad y  posibles transformadores de la realidad.

Además de ser articulista para jóvenes y adultos y dirigir una colección de libros educativos, Gianni Rodari transgredió los modelos narrativos del momento y fue uno de los principales artífices de la renovación de la literatura infantil dentro de la corriente fantástica. Su lectura nos lleva al mundo de la imaginación y la fantasía con un toque de ternura y humanidad.

Por esa renovadora y refrescante aportación al universo literario, Gianni Rodari recibió el Premio Hans Christian Andersen en 1970, el más alto reconocimiento internacional otorgado a un autor y a un ilustrador de libros para niños y jóvenes.

El espíritu crítico de los niños

Sus libros combinan el humor, la imaginación y la fantasía con una visión crítica y ética, no exenta de ironía, del mundo actual. En sus historias, incluye sucesos, problemas y personajes antes excluidos, en gran medida, de los libros para niños y jóvenes. Por ejemplo, los horrores de la guerra, la explotación infantil, la pedagogía y sus vicisitudes, la sociedad consumista y egoísta, o el olvido de los ancianos. De forma fantástica, procura esclarecer la realidad, denunciar la injusticia y el dogmatismo, así como cuestionar hábitos y valores en la sociedad moderna, y fomentar el espíritu crítico en los pequeños lectores.

Rodari fue autor de una veintena de libros, entre los cuales destaca Cuentos por teléfono (1962), quizás el más representativo de su capacidad imaginativa, su humanismo y su humor. Conformado por cuentos cortos para niños que combinan realidad y fantasía con maestría y sencillez, en este libro experimenta estructuras de las narraciones, se fascina por las palabras, mezcla cuentos clásicos y personajes famosos de distintas narraciones, introduce elementos extraños, busca finales distintos y sorprendentes (lo que explota en otro famoso libro suyo: Cuentos para jugar, publicado en 1974), y utiliza noticias de diarios para invitar a la reflexión sobre asuntos que le preocupan. Los mismos recursos narrativos aparecerán en Gramática de la fantasía (1973), una importante obra en el campo de la renovación pedagógica en la que presenta técnicas para estimular la creatividad de los niños.

¿Qué cuento hubiera escrito Gianni Rodari si aún viviera? Seguramente le encantaría que, a partir de sus consejos y el entusiasmo que nos dejó, fueran sobre todo los niños quienes escribieran uno o más cuentos fantásticos a partir de esta realidad, para ir transformándola e innovando a favor de la vida.

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