In bej: el primer paso en el camino del Programa Mediadores y Promotores Culturales
Este primer encuentro tuvo la intención de trazar la ruta hacia la conservación del patrimonio biocultural maya y los vínculos intercomunitarios a través del desarrollo de habilidades socioafectivas.
El pasado 27 de agosto se vivió el primer (re)encuentro entre líderes Baktún y mediadores culturales del Programa Mediadores y Promotores Culturales, el cual nace del deseo de conservar, celebrar y resignificar la sabiduría ancestral y el patrimonio biocultural de las comunidades mayas en la península de Yucatán. Este programa de liderazgo juvenil está dedicado a la formación y acompañamiento de jóvenes universitarios que, a lo largo de un trayecto de dos años, adquieren las herramientas, estrategias y metodologías para convertirse en mentores de otros jóvenes de entre 15 y 18 años de su comunidad, quienes atravesarán un proceso paralelo para convertirse en promotores culturales.
A lo largo de este camino, ambos grupos de jóvenes reforzarán un autoconocimiento que abone a su desarrollo humano y a su capacidad de construir puentes no solo hacia el exterior, sino también hacia el interior. Al mismo tiempo, se busca construir una red de jóvenes líderes comunitarios a través del desarrollo de proyectos que incentiven el bienestar personal y colectivo de sus comunidades.
Este primer encuentro virtual se tituló In bej (mi camino), pues la sesión estuvo dedicada a establecer la ruta y continuar el camino de mediación de los alumnos de la UIMQROO después de concluir sus prácticas de verano. Los próximos dos años estarán divididos en cuatro módulos, cada uno de los cuales durará seis meses y se enfocará en el desarrollo de distintas habilidades de mediación.
Caminar juntos: quién participará en este recorrido
A lo largo de todo este proceso, los mediadores estarán acompañados tanto a distancia como presencialmente por sus coaches de campo y líderes Baktún. De este modo, el camino se va tejiendo en una suerte de modelo de ondas concéntricas en la que cada participante impulsa, motiva y acompaña al siguiente a seguir avanzando.
La primera onda, aquella que apenas da sus primeros pasos en este camino, corresponde a los promotores culturales. Ellos serán también los participantes más jóvenes del proyecto, pues se trata de jóvenes de entre 15 y 18 años, que podrán o no estar cursando el bachillerato. Bajo la mentoría de los mediadores, desarrollarán habilidades de liderazgo que contribuyan, en lo personal, al fortalecimiento de su confianza, identidad y propósito, y en lo colectivo, a promover espacios de aprendizaje que abonen al diálogo intergeneracional y a la conservación del patrimonio biocultural.
La siguiente onda concéntrica corresponde a los propios mediadores culturales, quienes tendrán la misión de formar y acompañar a los promotores culturales para contribuir a su desarrollo humano integral —el cual contempla el desarrollo de capacidades cognitivas, emocionales, comunicativas, de liderazgo y de agencia. Los mediadores también son los encargados de acercarse a los jóvenes de sus comunidades para conformar el grupo de promotores culturales, de modo que este vínculo mediador-promotor se convierte en el pilar del proyecto: las redes se tejen juntos, caminando en paralelo, pues el recorrido de uno está siempre ligado al de otro.
La tercera onda está integrada por los líderes Baktún y por los coaches de campo, quienes trabajan en conjunto para guiar el proceso de formación de los mediadores a partir de sesiones de formación dia y encuentros intercomunitarios para construir redes de retroalimentación. El rol de los líderes Baktún se asemeja al de los mediadores respecto a los promotores culturales, pues los acompañarán en su camino como mentores, mientras que los coaches de campo dan seguimiento a las prácticas y apoyan para afinar la técnica de mediación y la gestión de proyectos. Este proceso de acompañamiento debe entenderse como un proceso holístico y horizontal, en el que ambas partes dan y reciben, tienden una mano para ayudar a su comunidad, y al mismo tiempo logran un desarrollo personal.
Finalmente, los expertos —quienes pueden ser adultos mayores, guardianes de la sabiduría, docentes, investigadores, científicos— conforman el último círculo, en el cual se comenzarán a diluir las fronteras con el mundo fuera del programa, pues son personas externas a la comunidad Baktún quienes aportarán conocimientos específicos a cada proyecto de mediación.
Los promotores, entonces, reciben la formación de los mediadores, y ellos a su vez deberán formar un grupo de niños y niñas, o incluso de jóvenes y adultos, con el cual llevan a cabo sesiones dia para entre todos desarrollar un proyecto cultural comunitario. Con esto, el modelo de ondas concéntricas se multiplica y se propaga —por qué no— hasta el infinito.
Primer módulo: caminar de adentro hacia fuera
El primer módulo constará de cinco unidades y girará en torno a las habilidades socioafectivas y cómo aplicarlas para voltear hacia lo colectivo y reafirmar los vínculos con el entorno. La primera unidad tratará sobre herramientas socioemocionales para fortalecer las habilidades básicas necesarias para construir una comunidad de aprendizaje. Después habrá una transición de lo personal a lo colectivo para llegar a la segunda unidad, que se enfocará en los conceptos de cultura y conciencia social, para poco a poco adentrarse en los pilares del proyecto: la mediación pedagógica y la mentoría.
A partir de la tercera unidad, los mentores retomarán los conocimientos adquiridos en el verano para afinar la metodología a través de la cual acompañarán a los promotores. El enfoque de este segmento será más bien práctico, pues a través de una serie de ejercicios y sesiones dia, los mediadores reforzarán las habilidades integrales que después deberán transmitir como mentores. La etapa final del primer módulo consistirá entonces en sembrar la semilla: conformar un grupo de promotores y plantear las actividades y estrategias para consolidar una comunidad.
Así pues, esta primera sesión tuvo como propósito trazar la ruta a seguir en este recorrido conjunto. El camino no es nuevo —esa es justamente la premisa a partir de la cual surge el proyecto—: es un camino que se ha ido forjando y transitando durante generaciones, un camino diseñado con la comunidad y pensado para recorrerse en comunidad, un camino que no se centra en el destino sino en el trayecto y en lo que surge a lo largo de este. A lo largo de este camino se cuentan historias cargadas de enseñanzas valiosas. Para recorrerlo, hará falta entrenar no solo los pies, sino también las manos para sostenernos los unos a los otros. Sin embargo, esta vez serán los jóvenes quienes marquen el ritmo y dirijan el curso, pues de ellos depende que el camino no se cubra de hierbas.