La Vaca Recomienda: una colección de excentricidades literarias
Los libros raros son capaces de revelarnos mundos desconocidos, indescifrables y hermosos.
Los libros son capaces de transformar nuestra percepción del universo. Su existencia ha traspasado las letras, los enunciados y las páginas con olor a viejo. Existen en nuestro mundo (e imaginario) desde hace muchos siglos —llenos de mapas de antiguos viajeros, cantos religiosos y cosmogonías milenarias, compendios de botánicos que trataron de descifrar el mundo vegetal y lienzos en blanco para mentes inquietas.
Hay más ejemplares de libros que seres humanos, y de todos los libros que pueden ser visitados vale la pena detenernos en aquellas obras que han desafiado los mundos más conocidos, comprensibles o navegables. Cuando hablamos de libros raros, hay que atrevernos a pensar en lo que no siempre queremos pensar, lanzarnos a un mar que no sabemos dónde termina —algo que puede resultar inquietante, pero no por ello menos disfrutable.
Existen obras maestras que fueron diseñadas para que nadie las entienda; existen otras a las que el tiempo les ha jugado de manera adversa; y, aún así, visitarlas o solo conocer su existencia puede ser delicioso. Por eso hemos hecho una selección de libros raros para aquellos interesados en leer, ver (tal vez, comprender) esos recónditos lugares que toman forma entre las páginas de estos libros.
Gadsby — una novela sin la letra “e”
En 1939, Ernest Vincent Wright desafió la idea clásica de que para lograr una narrativa eficiente se necesita usar todas las vocales, y revivió en uno de sus libros una antigua regla de escritura griega llamada lipograma, según la cual para hacer una gran obra se tienen que excluir deliberadamente algunas letras o palabras. En este caso, el autor estadounidense escribió una novela de más de 50 mil palabras en las que la letra “e” solo aparece en cinco ocasiones. La novela se centra en la decadencia de un pueblo ficticio en Norteamérica.
Códice Voynich — un manuscrito indescifrable
El título que esta extrañísima y preciosa obra recibió fue en honor al bibliófilo polaco Wildfrid M. Voynich, un tratante de ejemplares raros que tras muchos años de búsqueda dio con una pieza que parecía un artefacto medieval que despertó su fascinación: un libro que según algunos historiadores fue adquirido en 1580 por el emperador Rodolfo II de Habsburgo (entusiasta de las artes ocultas.) Al parecer, en algún momento de su historia, el libro fue comprado por John Dee, el famoso mago de la corte isabelina. Además de su texto codificado —hasta el momento indescifrable— este manuscrito contiene ilustraciones esporádicas de cartas astrológicas, mutaciones de plantas y hasta algunos cuerpos de mujer. En 2017, un investigador de The Times Literary Supplement llegó a la conclusión de que la obra podría tratarse de una guía instructiva que reunía consejos para médicos del Renacimiento.
Finnegans Wake — obra maestra y gran acertijo de Joyce
Esta novela se ha clasificado como una de las más difíciles de leer, no solo porque utiliza palabras irreconocibles, muchas de ellas creadas por el mismo autor, y la técnica del monólogo interior (que intenta emular la consciencia humana y sus fascinantes fluctuaciones), sino porque a lo largo de sus más de 600 páginas le ofrece al lector una amalgama de interacciones entre el inglés, el francés y juegos de palabras tomados de diversos dialectos. Algunas personas cercanas al autor contaban que Joyce tardó 17 años en escribirla y la publicó solo dos años antes de su muerte. Finnegans Wake narra la historia de una familia dublinesa en decadencia.
La casa de las hojas — terror codificado
La primera novela del autor Mark. Z Danielewski fue escrita durante un viaje que este hizo de Los Ángeles a Nueva York. Esta obra es una de las principales representantes de la literatura ergódica —un tipo de texto que, por su falta de linealidad narrativa, representa un gran desafío para los lectores, ya que los obliga a buscar nuevos caminos de entendimiento. Esta obra en particular cuenta con múltiples narradores que son representados por distintos tipos de tipografía; y sus notas al pie tienen, a su vez, notas al pie. Además, el texto está organizado como un rompecabezas y, por lo tanto, como un laberinto hecho de papel.
Codex Seraphinianus — una enciclopedia de lo que no existe
La mayoría de los lectores han tenido, alguna vez, la experiencia de no comprender lo que leen, pero muy pocos pueden decir esto sobre un texto ilustrado. En este sentido el Codex Seraphinianus no es, bajo ningún precepto, un libro ilustrado convencional. Fue escrito durante seis años por el arquitecto italiano Luigui Serafini. Se trata de una enciclopedia de unas 300 páginas escritas en un lenguaje que no existe (o existe, pero fue inventado por su autor) y reúne hermosas ilustraciones —que abrevan del humor satírico y del surrealismo puro. Ahí es posible encontrar caballos con cuerpos de orugas o cocodrilos que se transforman en seres humanos.
La fascinante historia de las hermanas Vivian — 15 mil páginas y cientos de dibujos
Mientras limpiaba el pequeño departamento en el que vivió el escritor Henry Dager, el portero encontró una serie de escritos e ilustraciones sueltas que había dejado el autor antes de morir. Dager había trabajado durante años como lavaplatos en un hospital de Chicago y, al mismo tiempo, había estado escribiendo un libro que integra más de 15 mil páginas a espacio sencillo. Después de su muerte y el subsecuente hallazgo del material, diversos grupos de expertos juntaron estas piezas, como si se tratara de un rompecabezas, hasta formar un manuscrito integrado por acuarelas y textos varios. Muy pronto se llegó a la conclusión de que se trataba de una obra maestra sobre el ser-estar. Se compone de relatos fantásticos, collages y pinturas pequeñas de la vida cotidiana, mezcladas con lienzos de más de 10 metros de altura. Se cree que le tomó seis décadas completarla y es el único libro que solo puede leerse completo viendo una exposición de la obra gráfica del autor al mismo tiempo.
Códice Rohonc — el libro del que nadie sabe nada
Esta obra apareció por primera vez a principios del siglo XIX en Hungría. Lleva el nombre de la ciudad de Rohonc (hoy Rechnitz, en Austria), donde se encontraba perdido en una biblioteca. Aunque originalmente fue confundido con un compendio de oraciones, este texto nunca ha dejado de impresionar a los bibliófilos debido a que su autor es anónimo y, además, está escrito en un código indescifrable y un sistema de escritura desconocido. Incluye 450 páginas y 90 ilustraciones cuya relación es indeterminada por la gran cantidad de símbolos que presentan. Aún hoy no se sabe si debe leerse de derecha a izquierda o viceversa.