Las enseñanzas del Buen Vivir

05 | 08 | 2021

Deslumbrantes lecciones ancestrales para aprender a vivir en comunidad a través de la generosidad y el respeto.

En la actualidad, los pueblos indígenas de México existen entre dos mundos. Por un lado, son comunidades con una estrecha relación con su pasado y tradiciones; y, por otro, han tenido que encontrar la manera de adaptarse a nuestro presente, de sobrevivir en un mundo globalizado y, en muchos sentidos, hostil. La realidad les demanda cambios de forma insistente y, de a poco, de región en región, el presente ha encontrado su lugar dentro de su cosmovisión y vida cotidiana. Estos pueblos han encontrado nuevas y mejores maneras de organización y, sobre todo, han conservado de forma admirable la sabiduría que les dejaron sus ancestros. El mérito es enorme y en su voluntad de resguardar sus raíces hay una lección invaluable y atemporal para el resto de los habitantes de nuestro planeta. En el caso de nuestro país, y de los pueblos indígenas de América en general, un buen ejemplo de esto es una filosofía que se conoce como el Buen Vivir o Lekumxa Kuxlejaltik, en tzeltal.

El Buen Vivir

El término Buen Vivir engloba una colección de visiones y prácticas que existen en la cultura de una buena parte de los pueblos indígenas de América. Su intención primordial es hacerle frente a la realidad a través de la cosmovisión de cada lugar, desde el principio ético que dicta que primero está la comunidad y después el individuo.

Para el filósofo brasileño Leonardo Boff, el Buen Vivir es “una visión holística e integradora del ser humano con lo que lo rodea; con el aire, el agua, los suelos, las montañas, los árboles y los animales”. Esencialmente se trata de una forma de vida que va en contra de la acumulación, porque toda la riqueza que los hombres y mujeres necesitan está en la Tierra —y por ello, cuidarla, es la lección primordial.

Pero esta manera de subsistir va más allá de estar en armonía con la naturaleza. Es también un modelo económico complejo que le permite a los pueblos originarios tener herramientas para trabajar en el campo; mejorar la alimentación; no consumir más de lo que un ecosistema puede dar; y preservar ritos y creencias que se han heredado de generación en generación.

Lekumxa Kuxlejaltik

Uno de los pueblos que se ha apropiado de este término son los tzeltales, un grupo étnico que habita la región montañosa de Chiapas. Como varias comunidades de la región, descienden de los antiguos mayas y, hasta el día de hoy, han conservado su lengua y generado costumbres sincréticas que combinan el pasado con el presente de manera deslumbrante; un buen ejemplo de ello es que estos pueblos conservan y utilizan la medicina tradicional.

Para los tzeltales Lekumxa Kuxlejaltik significa —literal y figurativamente— “buena vida”. El Buen Vivir es respetarse los unos a los otros y tener una relación cordial con la Madre Tierra, una centrada en aceptarla y protegerla, para que a su vez ella cuide y acepte. En este sentido, dichas comunidades han creado otros términos como: Komon ´ntik, que se traduce como “bien común”, o koltomba, “ayuda mutua”.

En muchos sentidos, esta comunidad es un ejemplo de lo que debieran ser todas nuestras sociedades en el mundo entero: practican la autonomía, creen en el derecho universal de la educación, valoran los saberes tradicionales y han logrado una autonomía alimentaria a través de la siembra de huertos; tienen una visión colectiva de los medios de producción que se resume así: lo que da la tierra es para todos y por eso hay que cuidarla.

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