Los cianotipos de Anna Atkins (o cómo celebrar a la naturaleza desde el arte)

09 | 03 | 2021

Considerada por muchos la primera mujer fotógrafa, Atkins hizo una poética colección de cianotipos de algas que celebra al mundo natural, a la ciencia y al arte.

El arte es una de las vías más sublimes que el ser humano tiene para celebrar el mundo natural. Existen personajes, como la botánica inglesa Anna Atkins (y también como el alemán Ernst Haeckel), que han visto en el arte un terreno fértil para expresar el conocimiento científico. Cuando el encuentro entre la subjetividad del artista y la objetividad de la ciencia es afortunado, el resultado es inspirador y toma forma en obras atemporales —es el caso de la preciosa colección de cianotipos de algas que hizo Atkins.

Considerada por algunos la primera mujer fotógrafa, Anna Atkins (1799-1871) tuvo una infancia fuera de lo común. Ella perdió a su madre a una edad temprana y, por ello, creó un fuerte lazo con su padre, John George Children —respetado químico, mineralogista y zoólogo que trabajaba en el Museo Británico. La joven recibió una educación a la que pocas mujeres de su época tuvieron acceso, sobre todo en el ámbito de la ciencia, un campo al que su padre la introdujo y que, en ese entonces, era un espacio casi exclusivo para los hombres.

Aún siendo joven, Atkins hizo las ilustraciones de algunos de los libros de su padre, de entre las cuales sobresalen las que hizo para la traducción que este realizó de los géneros de las conchas de Lamarck. En poco tiempo, Anna se volvió una ilustradora notable; su talento gráfico fue, desde entonces, evidente. Además, con el paso del tiempo, Atkins hizo varios herbarios, algunos para su colección privada y otros para algunos botánicos de renombre de los Kew Gardens de Londres (hoy algunas de sus piezas forman parte de la colección del Museo Británico).

Anna se familiarizó con la técnica del cianotipo a través de Sir John Herschel, conocido de su familia e inventor de dicho método de impresión fotográfica —que era conocido también como “impresión solar”. Los cianotipos cobraron, entonces, importancia por su bajo costo (también fue usado de forma recurrente por arquitectos). Para hacer un cianotipo, primero se coloca el objeto a retratar sobre un papel que ha sido previamente tratado con sales férricas, para después dejarlo reposar al sol entre 10 y 40 minutos. Finalmente, el papel se enjuaga con agua, lo que produce que las partes del papel que no fueron cubiertas se tiñan de azul —de ahí el nombre de la técnica (cian, en griego κυάνεος, significa “azul oscuro”).

Anna Atkins escogió este azulado proceso para retratar al mundo natural. Sus más famosos volúmenes, titulados Photographs of British Algae: Cyanotype Impressions, reúnen una colección de cianotipos de algas que son consideradas el primer trabajo de ilustración fotográfica para un libro. Es importante recordar que, antes de la fotografía, la ciencia hacía uso de la ilustración para las descripciones gráficas de sus libros y tratados.

El famoso libro de cianotipos de algas de Atkins fue dividido en tres volúmenes que ella publicó entre 1843 y 1853. Hoy sobreviven solamente 13 copias de este tesoro que es, al mismo tiempo, un registro científico y una singular obra de arte. Años después, ella haría otras colaboraciones científicas, usando la técnica del cianotipo para capturar helechos y plantas florales.

Los cianotipos de algas de Anna Atkins, en su bellísima peculiaridad, muestran formas que escapan a la lógica o incluso la percepción más científica: son paisajes oníricos y, también, siluetas orgánicas llenas de vida, movimiento y ritmo. Las imágenes de Atkins son, como muchas otras grandes obras de arte, todo lo que nuestra imaginación pueda encontrar en ellas.

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