La definición de mindfulness de Thich Nhat Hanh

10 | 08 | 2020

Una oportunidad de volver al presente de la mano de uno de los líderes espirituales más deslumbrantes del budismo contemporáneo.

Vivimos en un mundo demandante, saturado y revolucionado en exceso. Cada segundo de nuestros días, estamos expuestos a una cantidad de información tan vasta, que fácilmente se transforma en confusión. Inmersos en nuestra rutina dejamos de poner atención a qué es lo que sentimos, de disfrutar las cosas más sencillas de la vida, ocupados y ausentes, desfasados en el tiempo. Este ritual mecánico, lleno de metas falsas y promesas borrosas, nos ha alejado de lo esencial, del contacto con nosotros mismos.

Existe una persona que ha dedicado una parte importante de su vida a la difusión de la importancia de apaciguar nuestra mente y encontrar ese silencio que tanto nos hace falta, su nombre es Thich Nhat Hanh. Nació en Vietnam en 1926 y es un monje budista, conocido por ser el líder espiritual que popularizó en Occidente la práctica conocida como mindfulness o atención plena. Se trata de un sencillo método de meditación que propone, a través de una serie de ejercicios, conectar la mente y el cuerpo en el tiempo presente, para así podernos desarrollar armónicamente en el mundo moderno.

Se trata de lograr existir en el aquí y en el ahora, enfocar la atención a lo que hacemos en el momento, sin importar la actividad que desarrollamos, cualquiera que ésta sea —desde limpiar nuestra casa, trabajar, caminar o bailar. Esto no solo resulta beneficioso a nivel personal, sino afectará positivamente a nuestro entorno, nuestra colectividad.

El monje sostiene que otro rasgo característico de nuestro tiempo es la errónea creencia de que debemos estar constantemente ocupados, haciendo cosas sin detenernos para estar bien; la técnica mindfulness nos invita a detenernos, a no hacer nada más que ser, a dar prioridad a ese estado para existir armónicamente. Pero ¿cómo encontrarnos en ese estado?

Una de las múltiples ventajas del mindfulness es que, a pesar de ser una práctica budista, no es necesario formar parte de una religión específica o formar parte de alguna escuela espiritual para practicarlo. Se trata de entrenar a nuestra mente para vivir presente y enfocada. Los ejercicios son muy sencillos como atender la respiración. Éste es quizás uno de los ejercicios claves y al que podemos acudir constantemente: hacer conciencia de nuestra respiración nos devuelve al presente de forma natural e inmediata.

Otro ejercicio recomendado por el monje para tocar el presente es, simplemente, relajar nuestro cuerpo y prestar atención a cada una de sus partes, desde la cabeza a los pies. Practicar esta clase de atención nos conecta con nuestra dimensión física y permite atender posibles tensiones e incomodidades, miedos y preocupaciones que se alojan en nuestro cuerpo y se ven reflejadas a nivel muscular.

Es inevitable que, sobre todo al inicio de este tipo de ejercicios, una serie de pensamientos y distracciones lleguen a la mente (quizás estaremos preocupados por estar despejados). Naht Hanh sugiere que dejemos existir estas ideas, nunca aferrarnos a ellas, ni a deshacernos de ellas. Estar preocupado por estar despejado significa que estás consciente y eso es una buena señal.

Otros ejercicios recomendados por Thich Nhat Hanh implican prestar atención a los sonidos que nos rodean, descubrir cada sonido del paisaje sonoro que habitamos, algo que poco a poco nos permite decidir a qué le damos importancia en cada momento. Lo mismo puede hacerse con la vista: la meditación puede suceder de forma activa e inactiva. Cuando logramos entrar en un estado meditativo de manera activa, podemos volver al presente al descubrir con la vista cada detalle, textura, color y forma de lo que nos rodea.

Lo más importante es que, mientras suceden cada uno de estas fases o estados, lograremos descifrar nuestros sentimientos, así como la respiración o los sonidos de nuestro entorno se vuelven más claros, también lo será nuestro estado interior, el monje asegura que esta práctica es la oportunidad de atendernos de manera compasiva. Un acto de amor a nosotros mismos.

Tenemos a la mano las herramientas para transformar nuestro interior y, de esta forma mejorar nuestro entorno. Mindfulness es una práctica portátil, gratuita y sencilla; y su método es tan efectivo, que muchos gobiernos alrededor del mundo lo han puesto en práctica como parte de sus políticas de salud pública, por ejemplo en hospitales o como terapia post-traumática para soldados. En su simpleza radica su importancia: volver a lo esencial, a lo primario en un mundo que se dirige en sentido completamente contrario es un acto de amor a la vida y a nosotros mismos. Despertar en el aquí, en el ahora.

A continuación, una traducción de la explicación que el propio Thich Nhat Hanh dio sobre la atención plena y su relación con el budismo:

La práctica de la meditación budista implica generar tres tipos de energía. El primer tipo de energía es Smrti; significa atención plena. El segundo es Samadhi, concentración. Y el tercero es Prajna, percepción.

La atención plena es ser consciente de lo que está sucediendo y todos son capaces de ser conscientes. Cuando inhalas y si sabes que estás respirando, eso se llama atención consciente de la respiración.

Cuando bebes tu té y eres consciente de que estás bebiendo tu té, eso se llama atención plena al beber. Y cuando das un paso y eres consciente de que estás dando un paso, eso es estar atento a caminar. La atención plena es siempre la atención a algo.

Cuando estás enojado y si sabes que estás enojado, eso es estar atento a la ira. La atención plena de la ira te pone en una posición más segura. Si está enojado y no tiene en cuenta que está enojado, la situación es más peligrosa. Entonces, atención a la tristeza, atención a la alegría, atención a la ira, atención a beber, atención a caminar, atención a la respiración, atención a la cocina; la atención plena se puede practicar en cada momento de su vida diaria. Y con eso cultivas la energía de la atención plena.

Y la energía de la atención plena puede generar energía de concentración. Cuando eres consciente de algo, como esta flor, respirando, yo sé que la flor está allí; soy consciente de la presencia de la flor. Y si mantengo viva mi atención plena, entonces me concentraría en el objeto de la atención plena. Puedo concentrarme completamente en el objeto de la atención plena, y puedo concentrarme todo el tiempo que quiera. Entonces, al cultivar la atención plena, comienzas a concentrar tu concentración, y cuando tu atención plena y concentración son lo suficientemente poderosas, tocas las cosas profundamente y descubres su naturaleza, la percepción. Y cuando tienes una percepción (o visión), tu visión es un factor liberador; te liberará de tu ira, tu miedo, tu desesperanza.

Sin atención plena, no hay concentración y no hay percepción. Y en el budismo, la gente habla de la salvación por medio de la visión y no por medio de la gracia. La gracia puede interpretarse como una especie de visión, como un despertar; y despertar ya es, por sí misma, una visión.

*  *  *

Nos gustaría, finalmente y muy en coincidencia con la práctica del mindfulness, invitar a quienes estén interesados en este tema, a conocer Global Intention, una iniciativa y una invitación por parte de grandes maestros de meditación del mundo, a mantener una frecuencia elevada y hacer prácticas meditativas sincrónicas regulares.

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