Objetivos de Desarrollo Sostenible: cuidar el futuro desde el presente

09 | 02 | 2022

Los ODS surgen como una iniciativa de la ONU para hacer frente a la amenaza de la crisis climática y la disparidad social a nivel mundial. Presentamos el primer artículo de esta serie.

La Tierra tiene aproximadamente 4.5 miles de millones de años; si condensamos ese tiempo y lo acotamos a la escala de un año (365 días), resulta que las primeras civilizaciones humanas no aparecen sino hasta el último minuto de la última noche de diciembre. Durante los 364 días previos, en el planeta fueron surgiendo poco a poco los ecosistemas necesarios para propiciar formas de vida en constante evolución, en los que cada elemento —desde las rocas y el agua hasta los organismos vivos— guardaba un perfecto balance para mantener los ciclos andando. Sin embargo, en ese reducido tiempo la huella de los seres humanos se ha hecho sentir en el planeta. El Panel Intergubernamental de Expertos contra el Cambio Climático (IPCC por sus siglas en inglés) ha advertido que el año 2030 es la fecha límite que tenemos para repensar y dar un giro a los modelos industriales para frenar las alteraciones climáticas cuyos efectos (la reducción del hielo marino, la pérdida de arrecifes de coral, el surgimiento y multiplicación de enfermedades) podrían derivar en la inhabitabilidad del planeta.

Por otro lado, también el equilibrio del tejido social se ha visto afectado —directa e indirectamente— por los patrones de producción y consumo. Según datos de Oxfam, 1,400 millones de personas en el mundo viven en condiciones de pobreza extrema, y casi 900 millones sufren hambre y no tienen acceso a servicios básicos como agua potable, salud y educación. Tampoco podemos ignorar el hecho de que estas cifras afectan principalmente a las mujeres; casi dos terceras partes de la población adulta analfabeta son mujeres, lo cual limita su acceso a puestos de trabajo y restringe su autonomía económica, social y personal. Todos estos desbalances han acarreado un aumento en los niveles de violencia a nivel internacional. La ONU ha señalado que, si bien desde su formación en 1946 han disminuido las muertes asociadas con la guerra, la violencia ha encontrado nuevos cauces cuyas raíces se encuentran en los contextos políticos y socioeconómicos y, por lo tanto, su resolución no puede alcanzarse por las vías tradicionales sin tomar en cuenta las particularidades de cada conflicto.

Los 17 Objetivos del Desarrollo Sostenible

El desarrollo sostenible es aquel que es capaz de satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la posibilidad de las próximas generaciones de cubrir las suyas. En 2015, los Estados Miembros de las Naciones Unidas elaboraron un plan para hacer frente a los grandes desequilibrios que amenazan el desarrollo de la vida en el planeta, tanto a nivel ambiental como sociopolítico, y plantearon metas tangibles cuyos resultados debían materializarse en los siguientes 15 años. Así se configuró la Agenda 2030 con el compromiso de mandatarios de distintos países tanto para legislar en favor de estos objetivos como para movilizar los recursos necesarios para alcanzar un impacto global.

Estos son los 17 objetivos planteados:

  1. Fin a la pobreza
  2. Hambre cero
  3. Salud y bienestar
  4. Educación de calidad
  5. Igualdad de género
  6. Agua limpia y saneamiento
  7. Energía asequible y no contaminante
  8. Trabajo decente y crecimiento económico
  9. Agua, industria, innovación e infraestructura
  10. Reducción de las desigualdades
  11. Ciudades y comunidades sostenibles
  12. Producción y consumo responsables
  13. Acción por el clima
  14. Vida submarina
  15. Vida de ecosistemas terrestres
  16. Paz, justicia e instituciones sólidas
  17. Alianzas para lograr los objetivos

Estos objetivos buscan armonizar la protección del medio ambiente, la inclusión social y el crecimiento económico. Para esto, la acción se articula alrededor de cinco ejes fundamentales: personas (no dejar a nadie atrás), planeta (colocar el cuidado de la naturaleza al centro de la agenda), prosperidad (transformar economías), paz (erradicar la violencia en todas sus formas) y alianzas (trabajo colaborativo mundial). Con este plan se pretende reencontrar el balance orgánico indispensable para continuar el curso natural de una evolución sostenible, que nos permita tomar las riendas de nuestro destino como humanidad con plena conciencia de que ningún desarrollo es posible si no hay un equilibrio entre lo individual, lo colectivo y lo ambiental.

Desde la elaboración del plan en 2015 ha habido momentos en los que la ruta hacia el desarrollo sostenible parece, más bien, una carrera de obstáculos. Los dos más evidentes siendo, por un lado, el enorme financiamiento que se requiere, y por otro, la crisis sanitaria del covid-19. Se calcula que para alcanzar los objetivos se necesita una inversión de entre 5 y 7 billones de dólares. Si bien en un primer momento esta cifra podría parecer inalcanzable, resulta mucho más aprehensible al pensarla en proporción a los más de 200 billones de dólares que se estiman en activos financieros mundiales. Es decir, que la inversión monetaria, aunque sin duda considerable, es perfectamente solventable, y más si se tienen en cuenta los incalculables beneficios y la catastrófica alternativa.

Aunado a esto, resulta que a pesar de que la pandemia ha significado una pausa —y, en algunos casos, un retroceso— en el cumplimiento de los objetivos, también es cierto que en muchos sentidos ha arrojado luz sobre la urgencia de elaborar mecanismos de respuesta a la adversidad que contemplen todos los frentes de acción, desde la ciencia hasta la política pública y la economía, y a todos los sectores sociales de todo el mundo.

Nuestro compromiso con la Agenda 2030

Para cumplir con las ambiciosas metas de la Agenda no basta simplemente trazar y presupuestar la ruta, es necesario articular una red de esfuerzos en la que contribuyan tanto los gobiernos como la sociedad civil y el sector empresarial. En este sentido, el secretario general de la ONU exhortó a la sociedad a movilizarse a nivel global, local y personal. Por su parte, los medios de comunicación y las instituciones académicas juegan un papel estratégico al momento de proveer y difundir la información pertinente para mantener un círculo virtuoso de comunicación entre todos los agentes y niveles de acción.

En este sentido, La Vaca Independiente reafirma su alineación y compromiso con los lineamientos propuestos por la ONU, no solo desde sus principios, sino también desde la línea de acción de las iniciativas de nuestro propio ecosistema: Baktún, TAE Arte e Instituto DIA. A partir de proyectos como Sal a pajarear, La voz de la selva, el programa de Promotores Culturales y la enseñanza a través de la mediación dia, solo por mencionar algunos ejemplos; buscamos contribuir a la construcción de un mundo más autoconsciente, equitativo y ecológico, en el que la prosperidad se entienda, no desde la competencia, sino desde la colectividad y la colaboración.

Como parte de los esfuerzos para lograr un impacto positivo, a lo largo de las próximas semanas reflexionaremos sobre las implicaciones de cada uno de estos objetivos y buscaremos los puntos de encuentro entre las consignas de los ODS y nuestra labor como organización. Para generar un cambio real y consciente, es importante comprender a profundidad los vínculos y las necesidades que tenemos como comunidad, en todos los niveles. Una vez entendido esto, es posible enfocar nuestra atención en los posibles planes de acción y configurar una red de apoyo con un objetivo común que se aborde desde distintos frentes. La comprensión y la creatividad son clave.

El camino es largo, pero tenemos el mapa en las manos y la seguridad de que no estamos solos. La única manera de recorrerlo es juntos, uniendo fuerzas y sumando cada paso para alcanzar un objetivo que ya no solo es deseable, sino necesario. Es momento de mirar a nuestro alrededor, escuchar, alzar la voz y actuar, en ese orden. La historia de nuestro planeta y todas sus civilizaciones es una historia de cambio, el estatismo nunca ha sido una opción. Acaso es hora de elegir y hacernos cargo del rumbo de nuestro viaje, pues no hay individuo que se entienda fuera de su colectividad y no hay futuro que no termine por convertirse en presente. 

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