Origami, el generoso arte de doblar papel

16 | 08 | 2021

Sobre la historia, beneficios y posibilidades del origami.

Todo empezó en Asia, con una hoja de papel en las manos de una persona. El concepto era tan simple como complejo: había que doblar un pedazo de papel, sin cortes o pegamentos, y guiándose solo por los pliegues, para crear objetos tridimensionales —eso es el origami.

Después, este tipo de papiroflexia se convirtió en un arte manipulado de manera sofisticada y llena de belleza, especialmente en Japón. Gracias a esta disciplina, el mundo vio cómo figuras imposibles tomaron forma: libélulas, rinocerontes, hexágonos, barcos y arañas que nos recuerdan que la imaginación humana no tiene límites.

Las opciones son ilimitadas y, con el tiempo, el arte del origami ha evolucionado. Aunque se trata de una tradición antigua, el arte de doblar el papel es cada vez más importante para la humanidad; se estima que en los últimos 20 años se han creado más piezas de papel doblado que en todas las décadas precedentes.

La historia del origami

El papel llegó a Japón por ahí del siglo I d. C. y, poco a poco, se volvió una parte esencial de su cultura. Algunos expertos sugieren que los papeles plegados más antiguos se remontan al periodo Heian (alrededor del año 700). Como prueba de ello, se han encontrado, en algunos templos de Kioto, colecciones de piezas con dobleces en forma de zigzag que, se cree, se usaban para rituales y fiestas de la época clásica nipona.

Lo que sí se sabe con certeza es que el origami nació, tal y como lo conocemos, en el periodo Muromachi (que comienza en 1336), durante la gran época de los samuráis. Ellos iniciaron la tradición de los tsutsumi: un tipo de plegado que formaba parte de los rituales de intercambio de regalos y se usaba entre los guerreros de alto rango. Se trataba de una especie de estuches hechos para guardar todo tipo de objetos, desde flores hasta espadas.

Hay que destacar que en estos primeros tiempos, el origami solo era usado por la nobleza ya que había una gran escasez de papel, y el que había estaba destinado a las clases altas. Con el tiempo, durante la Época de las artes y las letras en el Japón del siglo XV, las piezas plegables pasaron de ser contenedores a figuras sofisticadas. Se hacían no solo monederos con diseños diferentes, también mariposas, ranas y monos que, a veces, servían para ornamentar un espacio y otras como amuletos, imanes de la buena suerte.

Las técnicas de doblaje pasaron de generación en generación, y cuando el papel se comenzó a producir de manera industrial, el origami se extendió no solo en el archipiélago nipón, sino también al  planeta entero. Se dice que a América, el origami llegó gracias a Miguel de Unamuno en 1930, pues aparentemente el escritor pasaba sus ratos libres haciendo pájaros de papel.

Beneficios del origami

Además de su larga historia, la ciencia ha analizado, una y otra vez, los beneficios que tiene la práctica del origami, sobre todo desde una edad temprana. Doblar el papel le permite a los niños desarrollar su coordinación visual y motriz. Por eso, esta técnica japonesa es perfecta para que los músculos de las manos se desarrollen, incluso, antes de aprender a escribir.

Pero no solo eso, la papiroflexia activa todo el cerebro y mejora el razonamiento lógico: después de todo, para crear figuras se requieren conocimientos de matemáticas y geometría. Además, los niños que aprenden a crear formas de papel mejoran también su percepción espacio-temporal, su concentración y memoria. Pero el origami no solo tiene beneficios a nivel orgánico, también es una actividad capaz de estimular la imaginación y nuestra capacidad de abstracción.

El origami y la ciencia, una revolución silenciosa

Actualmente, el conocimiento que ha generado la papiroflexia está en el centro de una revolución científica. Investigadores han descubierto que el plegado es una herramienta poderosa para explorar los límites de la ciencia y dar respuesta a sus grandes misterios. Y es que aunque no lo parezca, todo en nuestra existencia depende de eso que sucede al doblar una materia flexible: las plantas, los animales, el cuerpo humano y hasta las estructuras del ADN y las proteínas. Este mismo conocimiento se usa en la actualidad para conquistar nuevos horizontes en el espacio exterior, a través de una serie de máquinas que, de manera similar a una hoja de papel, puedan  doblarse y desdoblarse. 

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​​A propósito de los profundos beneficios del origami como actividad creativa, como ejercicio mental y, también, como una forma de acercarnos a nuestras emociones, te invitamos a explorar tus límites creativos y ser parte del taller Un encuentro con el arte, que ofrece el Instituto DIA, una experiencia educativa destinada a estimular una conexión con nuestros sentidos a través del arte.

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