¿Por qué los bosques y selvas del mundo son decisivos para nuestro futuro?

07 | 06 | 2022

Los árboles han sido esenciales para el bienestar de este planeta, pero hoy más que nunca podrían ser nuestros mejores aliados para hacer frente a la crisis climática.

El aumento acelerado de la temperatura del planeta, asociada a la emisión de gases invernadero, amerita considerarse hoy una emergencia climática. Las consecuencias ya palpables de este fenómeno, propiciado por modelos y sociedades no sostenibles, terminarían por complicar las condiciones de vida de buena parte de la especie humana. El panorama es alarmante, sin duda. Por fortuna, todo indica que aún tenemos alternativas para diseñar un destino mucho más prometedor.

Numerosos científicos especializados en el clima y el calentamiento global, aseguran que podemos evitar cruzar la línea crítica de los 1.5 grados centígrados de aumento en la temperatura promedio del planeta. Para lograrlo, es indispensable transformarnos como sociedades: comenzando por nuestras formas de producción y consumo, y por nuestro entendimiento de los recursos naturales. El problema es que para consumar estos cambios necesitamos tiempo, y eso es justo lo que no sobra en medio de esta emergencia climática. Precisamente aquí entran los bosques y selvas del planeta, y pudieran ser decisivos.

Los árboles ayudan a bajar las temperaturas al proporcionar sombra, incentivar la lluvia y regular microclimas. Pero, sobre todo, son la mejor herramienta que tenemos para capturar carbono y disminuir su emisión a la atmósfera. Un estudio del WRI calcula que si conservamos y restauramos los bosques del mundo, cancelaríamos la emisión de 7 mil millones de toneladas de dióxido de carbono al año —lo equivalente a lo que liberan todos los automóviles del mundo—, y eso sin considerar otros gases del efecto invernadero. Para que eso suceda, además de reforestar —sobre todo las selvas—, es fundamental administrar los paisajes forestales de manera más sostenible (y ahí las comunidades originarias han hecho una labor importantísima). 

Tener bosques saludables es una manera efectiva de atender una parte de la emergencia climática, pero también de garantizar beneficios adicionales: desde agua limpia hasta hábitat para 80% de las plantas y animales terrestres, de los que depende una de las cosas más bellas que tiene el mundo: su riquísima diversidad. 

La Selva Maya

La Selva Maya —que se extiende por el sureste de México, Belice y el norte de Guatemala—, además de ser una importante región cultural, es la selva tropical más grande de Mesoamérica y segunda más grande de América, después del Amazonas. Según WWF, cuenta con 20 tipos de ecosistemas que juegan un papel protagónico en “la producción de agua y mantenimiento de la conectividad paisajística, ya que los múltiples corredores ecológicos permiten la movilidad entre organismos y especies, así como la funcionalidad de esta selva en su conjunto”.

Desde Petén hasta la península de Yucatán, habitan cerca de 588 mil personas alrededor de las áreas protegidas de la selva. Su sustento, y su identidad cultural, está vinculado estrechamente a esos recursos naturales. Numerosos estudios sugieren que son precisamente estas comunidades y grupos los que conservan con mayor efectividad las áreas forestales del planeta. Sin embargo, debido a diversos fenómenos, se ha puesto en riesgo la preservación de su sabiduría y tradición cultural, que históricamente les ha permitido convivir armónicamente con el entorno. 

Baktún Pueblo Maya es una iniciativa que, entre otras cosas, busca atender esa problemática en la península yucateca, a través de Mediadores y Promotores Culturales y mediante programas que fomentan la transmisión intergeneracional de conocimientos desde una red de liderazgo, donde jóvenes mayas acompañan a otros jóvenes a convertirse en guardianes de su patrimonio biocultural.  

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