¿Qué es la inteligencia emocional?
Un tipo de inteligencia necesaria para una vida interior sana y una mejor convivencia en comunidad.
La inteligencia puede ser definida como la capacidad de un individuo para percibir cierta información, transformarla en conocimiento y, posteriormente, aplicar dicho saber a situaciones específicas. En pocas palabras, la inteligencia es nuestra habilidad para resolver problemas.
Tipos de inteligencia
En el reconocido volumen Inteligencias múltiples, publicado en 1983, el psicólogo estadounidense Howard Gardner propuso que existen varios tipos de inteligencia humana. Este estudio nos habla de las inteligencias lógico-matemática, corporal, musical, visual, verbal, personal, intrapersonal y emocional. Esta última, sin duda alguna, es indispensable para el óptimo desempeño de las personas que viven dentro de comunidades: el trato sano y el conocimiento de nuestras emociones determinan no solamente nuestra relación con nosotros mismos, sino también nuestras relaciones con otros.
Inteligencia emocional
La inteligencia emocional es aquella que involucra nuestras capacidades y habilidades psicológicas referentes al manejo, capacidad de sentir, modificación y comprensión de las emociones, sean estas propias o ajenas.
Si bien el término inteligencia emocional es relativamente reciente, la idea de que las emociones deben ser comprendidas, digeridas y focalizadas sanamente es muy antigua. En su Ética para Nicómaco (349 a.C.), Aristóteles reflexiona: “Cualquiera puede ponerse furioso… eso es fácil. Pero estar furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto y de la forma correcta… eso no es fácil”. A través de esta frase el filósofo griego subrayó (hace muchísimos siglos) que las emociones deben ser educadas, monitoreadas y utilizadas a favor de una buena convivencia social.
Existen dos tipos básicos de inteligencia emocional: intrapersonal e interpersonal. La primera nos permite entender las emociones propias y tomar esto en cuenta al momento de tomar decisiones; además, gracias a la inteligencia intrapersonal podemos regular nuestros sentimientos y reacciones de acuerdo a cada situación específica. La inteligencia interpersonal es la que nos permite reaccionar adecuadamente ante los sentimientos y emociones de los demás, permitiéndonos compartir y ayudar a los otros, y fomentando la empatía.
En conjunto, el buen desarrollo de ambos tipos de inteligencia emocional permite a un individuo controlar y regular sus emociones, provocando un estado de bienestar personal que inevitablemente afectará de manera positiva a su entorno. Una persona emocionalmente inteligente cuenta con un alto grado de empatía, motivación (individual y grupal), autoconciencia y control de impulsos.
Para Daniel Goleman, autor del best-seller Inteligencia Emocional, a través de este tipo de inteligencia no racional podemos conocernos mejor a nosotros mismos, indagamos en qué tipo de situaciones nos disparan emociones o reacciones descontroladas y aprendemos a hacernos cargo de nuestros sentimientos. El hecho de ejercitar nuestra inteligencia emocional permite no solamente relacionarnos mejor con nuestro entorno, sino desempeñarnos óptimamente en el ambiente laboral y/o académico en el que nos movemos, y afirma: “Para tomar una buena decisión tenemos que aplicar sentimientos a los pensamientos”.
La inteligencia es una cualidad humana altamente apreciada en nuestras sociedades modernas. Pero, por sí misma, la inteligencia no es suficiente, sobre todo cuando hablamos sobre un bienestar integral, ese que inevitablemente incluye nuestros sentimientos. Por esta razón, es importante trabajar para lograr una inteligencia integral, esa que engloba todo lo que somos, seres pensantes y también sensibles.
* * *
La fundadora de La Vaca Independiente, la maestra Claudia Madrazo, recientemente publicó Un camino para ser y trascender. El desarrollo de la inteligencia integral,un libro que, a través de la mediación dia, propone una visión trascendente y amplia de la educación, con principios éticos y estéticos que nos invitan a reflexionar y a desempeñarnos como actores involucrados en el entorno que vivimos y creamos.
Con un sustento teórico y metodológico sólido, en el libro la autora busca compartir lo que a través de La Vaca Independiente y el Instituto DIA se ha investigado, desarrollado y aprendido con relación a cómo estimular y nutrir los procesos de aprendizaje dentro y fuera de las aulas, y cómo fomentar el desarrollo de la inteligencia integral (esa que, sin duda, incluye a nuestras emociones) para potenciar los espacios que vivimos, nuestras interacciones humanas, nuestras actividades y nuestras formas de convivencia, para que así nos conduzcamos en este mundo cambiante como seres inteligentes, sensibles, flexibles y comprometidos.