Revista Casiopea: de la estrella a la constelación
La revista infantil Casiopea, iniciativa de la FAHHO, inventa y reinventa espacios para fomentar la creatividad y el vínculo con la lectura entre los más pequeños.
Parece redundante seguir aludiendo a la pandemia; decir que esta situación inusitada nos obligó a recluirnos dentro de cuatro paredes y un cuerpo; que de un día a otro se suspendieron los espacios de intercambio, pues el intercambio mismo era un riesgo; que tuvimos que buscar y rebuscar herramientas y estrategias para no perder el contacto en un mundo que se depende de la interconexión. Si bien para los adultos los últimos dos años se han inscrito en la línea del tiempo como un fenómeno inaudito, debemos considerar que para las infancias el proceso de adaptación ha sido distinto, pues la niñez es en sí misma un proceso de asimilación del mundo. Para un adulto, hay un antes y un después —y un “mientras” que pareciera extenderse indefinidamente entre oxímetros y campañas de vacunación—, pero para una niña, el tiempo se vive en un constante “ahora”. Y ahora el mundo es el que es; ahora es así como convivimos con él.
Es en este contexto que en junio de 2021 aparece el primer número de la revista Casiopea como iniciativa de la Fundación Alfredo Harp Helú Oaxaca (FAHHO). A través de distintas filiales y programas —entre los cuales figuran el Museo Textil de Oaxaca, la Casa de la Cacica, el Museo Infantil de Oaxaca y la red de bibliotecas infantiles—, la FAHHO trabaja con el objetivo conjunto de conservar y promover el patrimonio cultural y fortalecer el tejido social por medio de la cultura, el arte y el deporte. Sin embargo, los espacios y actividades de la fundación estaban sujetos a la presencialidad y, por lo tanto, no fueron inmunes a la vuelta de tuerca a la que se enfrentó el mundo desde inicios de 2020.
Una pregunta, difícil de plantear y mucho más difícil de resolver, surge en medio del caos: ¿cómo crear y conservar un vínculo en la distancia?
Cómo se enciende una estrella
Existe una verdad ineludible que muchas veces tendemos a ignorar: las infancias son miembros cruciales de nuestra sociedad y el pilar sobre el cual se sostiene el futuro. La FAHHO está consciente de esto, y es por ello que muchos de sus proyectos (como, por ejemplo, el concurso Decamerón 2020, que se realizó en colaboración con La Vaca Independiente y reunió 100 textos escritos por niñas y niños de todo México) están dirigidos al público más pequeño, sobre todo a niños y niñas de entre siete y doce años. Pero ¿cómo rescatar espacios que inciten a la creatividad y a la curiosidad, que fomenten la reflexión, el diálogo y la lectura crítica? ¿Cómo tender una mano sin involucrar cantidades industriales de gel antibacterial?
Quien haya trabajado con niños y niñas durante el encierro lo sabe: su imaginación no conoce paredes y su atención requiere variedad. El aprendizaje se inscribe en el imaginario como viaje, es un constante ir y venir lleno de preguntas, hipótesis y experimentos. Fue con esto en mente que el equipo de la FAHHO —a partir de laboratorios de co-creación con LVI, bajo la coordinación de Nancy Mariano Rojas y con el acompañamiento del Instituto DIA— concibió Casiopea como una revista que conjuntara el formato de la revista tradicional (de ahí la elección de conservar el formato PDF) y los recursos que ofrece la virtualidad, para despertar el interés de las infancias a través de juegos, actividades, audios y videos para complementar la lectura.
Casiopea surge entonces como una publicación bimestral conformada por diez secciones —algunas permanentes y otras que van rotando con cada número; cada una está ilustrada por un diseñador distinto del equipo de la fundación. Hasta este momento, los artistas Marlen Santaella, Abraham Arena y Asael Arista han sido los encargados de llenar las páginas de Casiopea de colores y formas para acompañar los textos.
“Es un reto porque hay muchas actividades virtuales, y los niños y las niñas están cansados”, nos cuenta Nancy Mariano Rojas, “Queremos seguir creando vínculos afectivos a través de las letras, de la lectura, además de otros recursos como juegos, audios, videos”.
Casiopea recibe su nombre de fuentes conjuntas. Por un lado, la tortuga de Momo, la novela de Michael Ende, quien es capaz de mirar el futuro y se comunica con la protagonista a través de las palabras que brillan en su caparazón para ayudarla a escapar de los Hombres Grises. Casiopea se convierte en un símbolo de resistencia a la repetición, a las ideas impuestas, a los patrones que se replican por inercia sin que nadie los cuestione, pero también es una representación del poder y la importancia —la luz— de las palabras escritas. Por otro lado, Casiopea es también una constelación que brilla sobre el círculo polar ártico, y por ello se considera un referente para encontrar el norte y no perder el rumbo. Casiopea es, pues, al mismo tiempo un llamado a la aventura y la lámpara que alumbra el camino, una invitación a cuestionarlo todo y la certeza de que todas las voces son válidas.
La primera sección que aparece inmediatamente después del editorial es “Alza la voz”, en la cual se invita a las y los lectores a colaborar con textos y dibujos de su autoría. “Aparece al principio porque queremos darles un lugar estelar a sus voces”, explica Nancy. “La mayoría de la literatura infantil es creada por los adultos, pero también está la que los mismos niños producen; si tenemos una revista dirigida a ellos, es fundamental que tengan espacios para ser leídos y escuchados”.
Con “El hilo invisible de la naturaleza” y “Manos a la obra”, la revista reafirma su compromiso con el patrimonio biocultural de la región. La primera es una sección que se acompaña de un video y presenta información relacionada con el cuidado del medio ambiente al tejer su valor natural con su relevancia histórica y cultural. En “Manos a la obra” se puede encontrar un descargable con actividades vinculadas a temas tan diversos como la bicicleta y los textiles típicos oaxaqueños.
Otra sección recurrente se titula “Deshebrando misterios”, una tira cómica que cuenta las aventuras de don Quesillote, detective privado que se dedica a resolver enigmas como el robo de los colores en el Museo Textil de Oaxaca y la intriga sobre los libros que aparecen fuera de su lugar en la Biblioteca Fray Francisco de Burgoa. Estas pequeñas historias se complementan con un video en el cual don Quesillote visita y recorre los edificios y museos de la fundación.
A pesar de que la revista echa mano de muchas y muy variadas herramientas audiovisuales, existe una intención tradicional de libro y se espera que, dependiendo de la respuesta del público, el proyecto pueda convertirse en una publicación impresa en el futuro.
Conectar los puntos y crear constelaciones
Casiopea se inserta en la escena cultural infantil como pocas otras revistas, pues busca generar vínculos con la cultura, el arte y el patrimonio a partir de la reflexión sin una intención comercial. Es una invitación a pensar, imaginar, conocer y viajar a través de la lectura. El objetivo de la revista es promover una narrativa que hable del patrimonio natural y cultural del mundo con la que las infancias puedan identificarse y conectar. Casiopea es el reconocimiento de que la mayor contribución que podemos hacer por un mundo más justo, equitativo y libre es transmitir mensajes que fomenten estos valores en la sociedad, empezando por el público más joven. Esto se logra involucrando a las infancias para despertar una conciencia social por medio de historias, encuentros, recetas, juegos, etc.
Casiopea no solo busca hablarle a los niños y niñas, sino también escucharlos. Una niña que sabe desde pequeña que su voz importa aprenderá a usarla de manera asertiva y cultivará su pensamiento; el silencio será para ella una decisión y un espacio para pensar y escuchar a otros, no una prisión. Para fomentar el diálogo es necesario crear espacios en los que realmente pueda generarse, espacios en los que recordemos que nuestras palabras son poderosas y que escuchar también es enseñar.
En palabras de Nancy Mariano Rojas: “Hacemos la revista con mucho cariño y dedicación en favor de las infancias, con ello pretendemos poner nuestro granito de arena. El medio que hemos encontrado han sido las palabras, el diálogo. Es muy importante y significativo para este equipo contribuir en el proceso formativo de las niñas y niños. Deseamos que cada número de la revista sea una experiencia que contribuya a ello”.