Uayeb, los días sin tiempo de los mayas
Un poco sobre el complejo entendimiento del tiempo que tenían los mayas…
Nuestra vida está marcada por una variable fascinante y, también, indefinible: el tiempo. Aunque en el siglo XXI muchos de nosotros entendemos esta dimensión física de manera parecida, han existido culturas que sostienen que uno de los grandes problemas de nuestra especie es que no está sincronizada con el tiempo orgánico (original) de la Tierra —una afirmación que nos invita a repensar nuestras formas de habitar el tiempo.
Uno de los varios representantes de esta narrativa temporal fueron los mayas, pueblo ancestral que aprendió a pasar sus días, sus horas, en perfecta armonía con la naturaleza. Esta cultura creó una cosmogonía entera basada en sus observaciones minuciosas del cielo y, en su calendario, incluyeron un mes en el que el tiempo se detiene.
Y es que, una vez más, volver nuestra atención a la sabiduría ancestral maya es necesario, no solo para entender nuestra historia, sino para comprender hacia dónde nos dirigimos.
Los calendarios mayas
Decir que los mayas tenían un pensamiento interdisciplinario sería insuficiente: navegaron numerosas disciplinas como la arquitectura, el arte, la herbolaria, la estética y, por supuesto, las matemáticas y la astronomía —dos disciplinas que, entre otras cosas, usaron para crear algunos de los calendarios más exactos que ha visto la humanidad.
Según lo revelado por estudios diversos, los mayas tenían una especial inclinación por comprender cómo funcionaban los ciclos del tiempo —un tema que les fascinó profundamente. Se estima que usaban al menos 20 calendarios distintos; algunos servían para festividades, otros para comprender a la Luna y otros más para medir cosas inmedibles, como la eternidad.
A pesar de toda la variedad de calendarios mayas, de acuerdo a especialistas, los dos más comunes fueron el Tzolkin —que se usaba para contar los días— y el Haab —un sistema por demás complicado que, entre otras cosas, les permitió dividir el tiempo en años.
Calendario Haab
Este sistema de medición es el más similar al Calendario Gregoriano que usamos en la actualidad. Se basa en observaciones solares y se cree que la primera vez que se usó fue durante un solsticio de invierno por ahí del año 550 a. C. Este calendario resultó de muchos años de observaciones y de perfeccionamiento; mediante él se determinaban los ciclos de la naturaleza, los agrícolas y la influencia energética del universo.
El Haab funciona a través de 365 amaneceres, solo que a diferencia del calendario que heredamos de los europeos, este se divide en 18 periodos de 20 días, más cinco jornadas conocidas como Uayeb; para los mayas, esta quinteta de días existía fuera del tiempo.
Sobre el Uayeb
De acuerdo con el calendario maya, el Uayeb reúne, esencialmente, cinco días muertos que eran usados para entender el movimiento de la naturaleza y reflexionar sobre los caminos andados durante el transcurso del año.
Este periodo ocurre en nuestro calendario del 21 al 26 de julio. A pesar de ser único —comparten el calendario con otros 18 signos que duran 20 días—, el Uayeb tenía muy mala fama entre los mayas. De acuerdo a escritos encontrados durante la Colonia, estos días eran considerados periodos negros en los que el universo había liberado fuerzas oscuras y, por eso, no tenían la bendición del tiempo.
En Los cantos de Dzitbalche, un códice encontrado en 1942, se encontró una serie de alusiones al Uayeb donde se expresa la incomodidad que estos días generaban a los mayas:
Los días del llanto, los días de lo mal./el demonio está suelto, el infierno está abierto/ No hay bondad, solo maldad… ha venido el mes de los días sin nombre/días de dolor, días de la maldad, los negros días.
Existen varias teorías respecto a cómo transitaban los mayas estos tiempos oscuros. Algunos especialistas sostienen que en ese periodo se quedaban en casa y se lavaban el pelo; otros, que realizaban grandes procesiones agradeciendo lo vivido en el año. Lo que sí es una certeza es que la palabra Uayeb se puede traducir como “escalera hechizada”.
Pero más allá de sus posibles connotaciones oscuras, el Uayeb expresa una relación particular con el tiempo en la cual, cada año, existe un espacio para reflexionar en torno al mundo natural y hacer un esfuerzo para entenderlo, una pausa en el tiempo dedicada a la reflexión y al recogimiento, una preciosa lección que podría ser tomada aún hoy.
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La Vaca Independiente celebra a los mayas, una cultura viva y vibrante. Desde hace tiempo trabaja por la restauración y conservación de su patrimonio, tangible e intangible; su regeneración cultural y económica; y el desarrollo de proyectos sustentables y de economía regenerativa en dicho territorio, a través de Iniciativa Baktún.