Un alfabeto secreto de árboles (para acercar a los niños al mundo natural)

Los alfabetos en código han sido, desde la antigüedad, maneras de revisitar y apropiarnos de nuestro lenguaje escrito. Desde el famoso Manuscrito Voynich —el libro que nadie puede leer—, hasta los lenguajes cifrados de Da Vinci y las muchas criptografías que han nacido a lo largo de la historia humana, el misterio que rodea estas formas de comunicación las hace, por decir lo menos, fascinantes —además de que estas reflejan una de las más grandes obsesiones humanas, el enigma. Existe una artista irlandesa, Katie Holten, que recientemente creó un alfabeto singular, uno en el cada letra corresponde a la silueta de un árbol de su natal Irlanda.

El lenguaje de Holten fue inspirado por el alfabeto Ogham o escritura ogámica, un sistema alfabético del Medievo temprano que fue usado para plasmar el antiguo lenguaje irlandés (o picto), cuyos caracteres se conocían como feda (que significaba “árboles”) o nin (“ramas bifurcadas”).

Sobra decir que el Irish Tree Alphabet es una delicia visual. Pero no solamente eso, se trata de un homenaje a los árboles —esos seres que habitan silenciosamente nuestro mundo, haciendo de él un lugar más bello— y también a la tierra natal de la artista. De acuerdo a su sitio de internet, este lenguaje “explora los distintos ecosistemas en los que existe nuestro lenguaje, la importancia de nuestras palabras y de las historias que narramos”.

Para crearlo, la artista hizo dibujos de árboles cuyo nombre comienza con la letra del alfabeto que representan. Así, la A corresponde a ailm, “pino rojo”, la B a birch, “abedul”, y así consecutivamente. La página del proyecto ofrece dos distintas maneras de usar este alfabeto: en una pantalla interactiva en la que es posible escribir con el teclado y las palabras se traducen automáticamente al alfabeto arbóreo, o descargando la fuente e instalándola en el procesador de palabras de nuestra computadora.

El alfabeto de árboles de Katie Holten es un regalo visual para cualquier amante de la gráfica, de los árboles y de los alfabetos secretos. Pero no solo eso, se trata de una invitación a los niños para escribir cartas y mensajes secretos y acercarse al mundo natural —un recordatorio de la estética, el simbolismo y la importancia de los árboles, maestros silenciosos que nos hablan a través de su existencia sobre el tiempo y la vida.