El misterio detrás del silbido de los colibríes

Más allá de su asombrosa belleza, su vuelo casi irreal —hacia atrás, hacia adelante y al revés— y su tamaño casi inmaterial, el colibrí aún es un misterio para el ser humano y sus ciencias. Uno de los muchos secretos de esta especie nativa del continente americano es su singular silbido; un tarareo agudo, casi estridente, que combina la “h” y la “m”, formando un hmmm interminable, semejante al ruido de un insecto —de ahí el nombre de esta ave en inglés, hummingbird.

A lo largo del tiempo, este particular ruido ha generado toda clase de teorías acerca de su origen y funciones. Algunos expertos sugieren que es producto de un vórtice de aire, otros aseguran que proviene de la fricción de las plumas del ave, como consecuencia de la gran velocidad que alcanzan los colibríes cuando vuelan. Lo cierto es que ninguna de estas hipótesis ha sido comprobada… hasta ahora.

Se devela el misterio

Recientemente, un grupo de científicos de diversas universidades del mundo encontraron algunas pistas para esclarecer el origen de tan especial sonido.

En una entrevista para The Guardian, David Lentink, ingeniero mecánico de Stanford que estuvo a cargo de un nuevo estudio, reveló que el extraño sonido que producen los colibríes podría ser producto de las fuerzas aerodinámicas generadas por el cambio de presión que tiene lugar cuando el ave mueve sus alas a inverosímiles velocidades.

Los expertos llegaron a dicha conclusión tras colocar en una jaula más de dos mil micrófonos y cámaras de alta velocidad para capturar los movimientos de seis aves pertenecientes a una familia llamada Colibrí de Ana (Calpyte anna). Estos ejemplares fueron alimentados con flores artificiales en tiempos distintos, un detalle que le permitió a los científicos hacer un mapa 3D, acústico y visual, en el que quedaron grabados sus patrones de comportamiento.

Los científicos también midieron la presión que genera la fuerza de gravedad en las aves. Para lograr esto, rodearon a los colibríes de una serie de placas de presión que les permitieron monitorear la flotación de estas aves en el aire. Lo anterior les permitió no solo disgregar el peso, sino también compararlo con el tiempo.

¿Cuáles fueron las conclusiones a las que llegaron?

Una vez que se tuvo el registro de movimientos y sonidos, se comparó con el sonido que ya se tenía de sus alas. El equipo notó un factor crucial: mientras que la mayoría de los pájaros toman vuelo de manera vertical, los colibríes se elevan de una forma irregular que simula la forma de una “u” o una sonrisa. Además, este  movimiento ocurre 40 veces más rápido que en cualquier otra especie voladora, lo que genera una frecuencia perceptible y ruidosa que desde luego es captada por el oído humano.

Un canto-cortejo

En 2020, se publicó otro estudio respecto al sonido que emiten estas aves, esta vez sobre uno que no podemos percibir los seres humanos. Según investigaciones realizadas por científicos ecuatorianos, además del ruido que hacen al volar, los colibríes emiten una melodía específica que solo puede ser escuchada por miembros de la misma especie.

Los científicos sudamericanos observaron de cerca a un grupo de individuos que pertenecen a la especie Chimborazo (Oreotrochilus Chimborazo) y notaron que los colibríes machos silban de una forma específica, ultrasónica, para llamar a las hembras; una característica que solo se ha visto en algunas especies de búho.

Las conclusiones de estos estudios son maravillosas: nos develan uno de los muchos misterios de una de las aves más hermosas y majestuosas del planeta; pero no solo eso, nos recuerdan que el mundo natural aún tiene un sinfín de lecciones que darnos.

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A propósito de las aves, su maravillosa existencia y la urgente necesidad de protegerlas, La Vaca Independiente creó el programa Sal A Pajarear, dedicado a la capacitación, organización y registro de observaciones de aves en distintas comunidades de Jalisco y Yucatán.