Frida Kahlo: inspiración para trascender por medio del arte

15 | 06 | 2021

La voluntad de expresión y de autoconocimiento que Frida Kahlo mostró en su diario puede constituirse como un ejemplo extraordinario que podemos emular.

El ejercicio de la escritura representa un extraordinario mecanismo de introspección y autoconocimiento. Por medio de ella, podemos entender y asentar nuestras historias de vida y experiencias. Al momento de escribir, comprendemos los sentimientos que antes nos resultaban insondables, porque sobre un papel podemos componer y recomponer el tejido de nuestros días. También, al escribir ejercemos la memoria y podemos evocar pasajes e instantes que no sabíamos que estaban allí. Dilemas, sueños, regocijos y dolores, símbolos de lo que hemos sido están allí, detrás de una letra. 

A veces le escribimos a otra persona para contarle una historia o decirle cómo nos sentimos; otras tantas, las palabras son íntimas y no pensamos comunicarlas, sino atesorarlas en un diario. Cabe la posibilidad de escribir a otra persona y también conservar la carta para nosotros mismos, en un trance de coleccionista de memorias. En cualquier caso, la pluma, el teclado, sirven para satisfacer un flujo que nos viene desde las entrañas. 

La escritura como autoconocimiento: el diario de Frida Kahlo 

En marzo de 1939 Frida Kahlo le envió una carta a Jacqueline Lamba, esposa de André Breton. El año anterior, durante su estadía en París, ambas habían mantenido una estrecha relación. Frida le escribía: 

Carta:

Desde que me escribiste, en aquel día tan claro y lejano, he querido explicarte, que no puedo irme de los dias [sic], ni regresar a tiempo al otro tiempo. No te he olvidado – las noches son largas y dificiles [sic]. 

Y continúa:

Tú también sabes que todo lo que mis ojos ven y que toco [sic] conmigo misma, desde todas las distancias, es Diego. La caricia de las telas, el color del color, los alambres, los nervios, los lápices, las hojas, el polvo, las células, la guerra y el sol, todo lo que se vive en los minutos de los no-relojes y los no-calendarios y de las no-miradas vacias [sic], es él. Tú lo sentiste, por eso dejaste que me trajera el barco desde el Havre, donde tú nunca me dijiste adiós.

En El Diario de Frida Kahlo: un íntimo autorretrato, Sarah M. Lowe pone en contexto al lector sobre la situación que Frida estaba viviendo en aquel momento. Kahlo había conocido a Jacqueline L. y André B. en México, y entabló con ellos una amistad cercana. En 1938, la mexicana partió a Francia porque su amiga había gestionado una exposición en la que se exhibirían algunas de sus obras. Al volver, la melancolía y la tentación por rememorar la llevaron a escribir aquellas palabras. “El lenguaje telegráfico y en cierta medida incoherente transmite la idea de experiencia compartida y de comunicación íntima”, explica Lowe. 

Además de la voluntad poética, casi diríamos de cierto simbolismo pictórico, Frida nos muestra que las cartas pueden ser un medio para construir relaciones, para entenderlas, para tender un puente de comunicación íntimo con otras personas. La carta, ahora en declive debido a la inmediatez de los mensajes de texto, es una herramienta e incluso un lienzo de primer orden para procesar, ordenar, desahogar o expresar lo que a veces no podemos decir, en lugar de reaccionar impulsivamente ante estas emociones. 

El habla es inmediata e intuitiva y hasta los más sagaces oradores pueden tener un desliz, un lapsus o una expresión desafortunada, sobre todo si el tema evoca sentimientos contradictorios. En cambio, escribir una carta, la entreguemos o no, nos permite tener tiempo para meditar, sopesar nuestras emociones, enfriarlas o templarlas con mayor tacto. Por eso numerosos pensadores —occidentales y orientales, antiguos y modernos— han recurrido a este medio para hilvanar su discurso y aclararlo. 

Así, en esta carta a Jacqueline, Frida nos regala un testimonio vivo y palpitante de cómo la plástica y la escritura, empaquetadas en una página y anudadas con una voluntad poética, decididamente artística, pueden servirnos como fuente de entendimiento existencial.

Escribir para transformar nuestras relaciones

Como se señala en la obra Cuaderno íntimo inspirado en Frida Kahlo, la figura de la artista mexicana es un ejemplo de transformación porque, en su obra y su Diario, nos demuestra que “cuando somos capaces de vernos tal y como somos, de reconocernos, escucharnos y sentir nuestra historia, de darle valor y significado a nuestra vida, podemos trascender el sufrimiento y el dolor”. El Cuaderno íntimo inspirado en Frida Kahlo es un libro-diario que ofrece una serie de fichas de ejercicios, actividades y secuencias de acciones diseñadas para llevar al lector de la mano a través de procesos de introspección y creación basados en el Diario de Frida Kahlo.

Como una muestra de ello, el Cuaderno íntimo contiene la actividad “Carta para transformar relaciones”. La escritura es una habilidad que podemos ejercitar: requerimos pluma, papel, tiempo y voluntad. Para sumergirnos en este ejercicio, podemos empezar por evocar una situación compleja que hayamos vivido o estemos experimentando con alguna persona importante para nosotros. Examinemos la situación y preguntémonos qué sucedió en esta relación, cómo nos ha hecho sentir, por qué se detonó la situación y cómo hemos reaccionado ante ella. 

A partir de estos esbozos iniciales, El Cuaderno íntimo inspirado en Frida Kahlo nos propone explorar algunas ideas a través de palabras aisladas, lluvias de ideas y otras palabras clave que sinteticen nuestros sentimientos. Al poner estas primeras piezas sobre la mesa, nuestras meditaciones se aclararán y nos abriremos paso hacia la carta, donde podremos expresar pormenorizadamente cómo nos sentimos.

Culminado este primer ejercicio, la carta misma es susceptible de revelarnos una verdad nueva sobre nosotros. Es importante preguntarnos qué proyectan estas palabras respecto a nuestra relación con esa persona y sobre la situación que hemos vivido con ella. Pensemos en el ejemplo de Frida: ¿qué nos dicen los fragmentos arriba citados de su relación con Jacqueline? ¿Cuál era la situación que habían experimentado? Al escribirle aquella carta, ¿tuvo más claridad sobre lo que pensaba de ella y lo que quería transmitirle? Podemos hacernos estas mismas preguntas en relación con nuestra situación. 

Un paso ulterior es atender la manera en que solemos responder a las situaciones y eventos que despiertan emociones fuertes en nuestras vidas. Para conocernos a nosotros mismos podemos observarnos y aprender a templar nuestras emociones. Al hacerlo, es posible mejorar las maneras en que actuamos. Es así como el arte, la literatura y las biografías pueden conformar una parte esencial de nuestra “educación sentimental”. 

El diario íntimo de Frida nos regala la oportunidad de descubrir el proceso interior de su autora, nos permite ser testigos de cómo es posible transmutar el dolor en creación y nos muestra cómo podemos trascender nuestras heridas para volar.

21 días con Frida

El taller 21 días con Frida es una experiencia diseñada para comenzar un camino de autoconocimiento a través de la creación de tu propio diario, con encuentros por Zoom y ejercicios con acompañamiento para ti. El objetivo de este programa es que obtengas nuevas herramientas para generar tu bienestar a través de actividades de relajación, introspección y expresión creativa.

Conoce y adquiere las obras El Diario de Frida Kahlo: un íntimo autorretrato y Cuaderno íntimo inspirado en Frida Kahlo. Descubre cómo puedes transformarte por medio del arte.

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