Sobre el espacio físico, los sentidos y la construcción del mundo interno: las ideas de Juhani Pallasmaa
Cierra los ojos por un momento, evoca y recorre las memorias de aquel refugio de tu infancia. ¿Cómo es? ¿Cómo se siente?
Para Juhani Pallasmaa, arquitecto finlandés, los dos refugios de la existencia son: el cuerpo y el mundo físico. Define a este último como un lugar metafísico y arqueológico que estructura la acción, el poder, la memoria e identidad, las organizaciones sociales y las estructuras culturales. “La singularidad de la condición humana es que vivimos en un mundo creado y sostenido por nuestras experiencias, memorias, imágenes y sueños.”
¿Cómo los sentidos ayudan al ser humano a significar y construir el mundo interno a partir de la interacción con el espacio físico?
El espacio mantiene relación con la existencia del ser humano, con su realidad, al establecer los vínculos entre el mundo material, la experiencia e imaginación. En el presente una persona transcurre más del 90 por ciento del tiempo en edificaciones, las cuales son espacios físicos que hospedan memorias, sueños y deseos. Es ahí en donde surge una relación indisociable: el espacio comienza a existir en el cuerpo y la consciencia de la persona. La experiencia corporal en interacción con el espacio físico ya sea construido o natural, es el cimiento de nuestros pensamientos, saberes, significados y aquello que comunicamos. Aunque no solamente experimentamos el mundo que nos rodea por medio denuestros sentidos, el mundo que vemos fuera también está influido por los modelos mentales, es decir, el conjunto de creencias, identidades, anhelos, recuerdos y signos de cada sujeto en su contexto.
Actualmente el Centro de Estudios Sensoriales de la Universidad de Concordia en Montreal, Canadá, ha identificado, por medio de estudios etnográficos alrededor del mundo, la existencia de más de 33 formas de sentir el mundo. Esto es, cada cultura y ser humano elabora sus propias formas de entender y estructurar los sentidos. Tales descubrimientos expanden la categorización aristotélica de los cinco sentidos, aceptada y difundida en Occidente. Por ejemplo, el sentido de movimiento y flexibilidad presente en los habitantes de la cultura Anlo Ewe en Ghana, quienes son capaces de nombrar cincuenta formas de caminar; o bien, la percepción dermoóptica documentada en habitantes de Rusia, que es la posibilidad de identificar colores e imágenes por medio del tacto.
Entonces, ¿cómo hacemos para que las edificaciones se ajusten al ecosistema natural y estimulen el desarrollo holístico de los sentidos?, que finalmente determina la forma de vida de quienes los habitan. Es necesario ser conscientes de la diversidad de formas de experimentar el mundo para construir ecosistemas que se ajusten a las personas, ya que las atmósferas que edificamos influyen en nuestras emociones, conductas e imaginación y determinan el estado físico, mental, ecológico, cultural y social de sus habitantes.