Kōans para purificar la mente
Preguntas zen cuyas iluminadoras respuestas se originan en lo irracional, lo ilógico y lo intuitivo.
Buscar es sufrir. Buscar nada es la gloria, la bienaventuranza, la dicha y la felicidad.
—Bodhidharma
Nuestra era y cultura nos han acostumbrado al pensamiento lógico como solución infalible para nuestros problemas (de carácter filosófico, práctico, interior o cotidiano). Lo racional impera en nuestras decisiones diarias, pero no siempre con éxito. En nuestra mente, el orden permite al intelecto trabajar. Pero, paralelamente, existe otro lugar ahí adentro, uno intuitivo y un poco más caótico que permite al inconsciente manifestarse. Orden y desorden coexisten, uno gracias al otro en un constante equilibrio invisible. Pero el orden total y perfecto en un jardín, termina por matar al jardín.
Para la filosofía zen, la conciencia es ilimitada y funciona como contenedor de todo aquello que existe en el mundo. Para lograr alcanzar una conciencia absoluta y de carácter universal, esta doctrina milenaria enseña a través de un método llamado kōan, a eliminar el ego en sus practicantes y así acariciar un estado de pureza y simplicidad.
Kōan significa literalmente “caso público”. Esta herramienta exclusiva del budismo zen consiste en una serie de entrevistas periódicas entre maestros y monjes aprendices en las que el primero hace una especie de pregunta o acertijo a su discípulo. Dicha formulación debe ser contestada correctamente por el alumno, el problema radica en que la respuesta nunca será encontrada a través de la lógica, si no todo lo contrario: dejar brotar lo absurdo y lo irracional es la clave para contestar acertadamente un kōan. La respuesta no se consigue por medio de la razón, es mucho más profunda —se ubica en otro anillo del lenguaje, lejos de lo coherente, lejos de lo racional.
La mayoría de los kōans están basados en sucesos reales, en experiencias vividas por maestros legendarios que lograron la iluminación y que alcanzaron un estado de conciencia total. El instructor entrega un “caso” a su discípulo y le sugiere que viva en constante contacto con él, a medida que el estudiante lo resuelve, otro kōan es entregado para complejizar y ayudar a su proceso. La solución de un kōan implica largos períodos de intensa concentración que sirven como antesala a la percepción súbita del satori, es decir, al anhelado estado de iluminación.
La acumulación de problemas resueltos conduce a una purificación mental, a un despertar en el que el proceso de razonamiento lógico se anula, para facilitar un contacto con la realidad que no está filtrado por los condicionamientos mentales: el acto de bloquear el intelecto con la intención de que surja una fuerza superior, la intuitiva.
Existen distintos kōans con diferentes niveles de dificultad; es el maestro zen quien decide cuándo y cómo es otorgado (como un regalo) cada acertijo. En todo caso, frente a éste no sirven de nada las armas o herramientas racionales, al usarlas solamente será recibido un “sigue intentándolo” por parte del guía.
A continuación, una selección de estos maravillosos dispositivos lumínicos, paradójicos, estáticos y filosóficos a los que Carl Jung se refirió como “una representación de la nada”; que Borges definió como “una pregunta cuya respuesta no corresponde a las leyes lógicas” y, que Roland Barthes describió como algo que “no debe desarrollarse ni en el discurso, ni al final del discurso”. Conocerlos es existir con ellos, que existan los hace reales, no importa cuál creas que sea la respuesta (creer no te llevará a la respuesta), inevitablemente, sentirás una cierta incomodidad al no encontrar la lógica en su contenido. Es en esa incomodidad, que surge y radica su importancia. Toda pregunta, independientemente de su intención, es honesta, honestidad y humildad frente a lo no conocido elevan, inevitablemente, nuestro panorama vital, nuestra existencia.
-¿Cuál es tu rostro original?
-Cuando cae un árbol en medio del bosque sin que nadie lo escuche, ¿qué ruido hace?
-¿Cómo sacas una piedra del fondo del océano sin mojarte las manos?
-¿Cómo puedes golpear el centro de un círculo?
-¿Cuál es el sonido de una mano sola aplaudiendo?
-Cuando no puedes hacer nada, ¿qué puedes hacer?
-Si devuelves tus huesos a tu padre y tu carne a tu madre, ¿dónde estarás tú entonces?
-¿Dónde estaba yo antes del nacimiento? ¿Dónde estaré después de la muerte?