La Vaca Recomienda: siete películas para deleitar la imaginación

De forma sencilla, y tal vez insuficiente, la imaginación podría definirse como la capacidad que tiene el ser humano de representar mentalmente imágenes provenientes tanto de la realidad como de nuestras fantasías. Una definición más generosa podría describir la imaginación como la posibilidad de crear, de la nada, cosas que no existen (en un acto casi divino) —y ahí radica la infinita magia que, por cierto, comparte con las artes.

La imaginación —que para Borges prefiere las tierras lejanas, las épocas antiguas y las venideras— está hecha de memorias y fantasías; alimenta a los sueños; nos define como especie; nos permite viajar en el tiempo y el espacio; y es semilla de la creación artística. Pero, además, es capaz de transformar el mundo. La imaginación juega un papel crucial en nuestra concepción de este y, por lo tanto, en todo lo que en él quisiéramos ver o crear: eso que aún no es pero que quisiéramos que fuera.

Si bien todas las artes abrevan de forma definitiva de la imaginación, el cine tiene una manera especial de acercarse a esta: es una de las fantasías más reales creadas por el ser humano. Por eso podría decirse que, si habláramos del lenguajes, el cinematográfico y el de la imaginación se tocan de muchas maneras, y en ocasiones se confunden.

El acto de imaginar y todo lo que resulta de ello han sido abordados por el cine de maneras infinitamente distintas (existen tantas imaginaciones como seres humanos). A continuación, una breve selección de filmes en los cuales imaginar juega papeles excepcionales.

8 ½ – Federico Fellini

Una de las obras cumbre del cine italiano, 8 ½ narra la historia del famoso director de cine, Guido Anselmi (claro alter ego del mismo Fellini), que atraviesa por un bloqueo creativo que lo llena de angustia, pues todos sus conocidos y colegas esperan con ansia su próxima película. Los días del atormentado cineasta transcurren llenos de poéticas fantasías —algunas provenientes de sus memorias de infancia, otras de sus fantasmas y algunas más de su universo onírico—, todas producto de su imaginación. El retrato de Fellini de dichas fantasías crea un collage de imágenes llenas de belleza y poesía. Se trata, probablemente, de uno de los retratos de la imaginación más bellos del siglo XX.

El gran pez – Tim Burton

Esta cinta de Tim Burton se aproxima a la imaginación a través de la historia de un hijo, Will, y su padre, Edward Bloom. Durante los últimos días de la vida de Edward, su hijo lo visita para despedirse. Will recorre (y nosotros con él) todas las historias de la vida de su padre (adornadas, transformadas y  revividas por él mismo a través de la imaginación) que durante mucho tiempo lo irritaban por considerarlas mentiras y farsas. Finalmente, Will acepta a su padre como un personaje entrañable y entiende que, de muchas maneras, nuestras fantasías son lo que nos hace ser quienes somos.

Sueños – Akira Kurosawa

El director japonés Akira Kurosawa plasma en Sueños la indisociable relación que existe entre la imaginación y lo onírico a través de una película cuyas imágenes son deslumbrantes e inolvidables. Dividido en ocho partes, este filme retrata algunos de los sueños que Kurosawa tuvo a lo largo de su vida y, a través de metáforas (hijas de la imaginación), toca temas como la muerte, la belleza, la infancia, el arte y la espiritualidad.

Despertando a la vida – Richard Linklater

En un ejercicio cinematográfico lleno de originalidad y a través de una estilizada técnica de animación (hecha a través de la técnica de rotoscopia), el director Richard Linklater cuenta la historia de un personaje que vive en un constante sueño lúcido —una de las formas más sorprendentes e intensas de la imaginación. El ejercicio cinematográfico toca temas filosóficos profundos en torno a la fantasía humana, como la relación entre la apariencia y la realidad, y el significado de la vida.

La ciencia del sueño – Michel Gondry

En este filme, el director francés Michel Gondry explora el tema de la imaginación a través de su personaje principal, Stéphane, un joven que vive la vida entre la realidad y sus fantasías, y que ha regresado a París después de muchos años de no vivir ahí. Pronto, Stéphane conoce a una joven con quien comparte sus inquietudes artísticas y, juntos, deciden hacer un cortometraje. En el proceso de creación, el mundo real y el mundo interior (fantástico) de ambos personajes se mezclan y materializan, lo que resulta  en una película visualmente encantadora, un retrato de cómo, en ocasiones, nuestro mundo interior puede inundar el exterior.

El laberinto del fauno – Guillermo del Toro

En este filme, el director mexicano retrata una de las muchas caras de la imaginación, esa que se desenvuelve en las fantasías infantiles y que, en ocasiones, puede tornarse aterradora. Situada poco después de la Guerra Civil Española, la película narra la historia de Ofelia, una niña de 11 años aficionada a la literatura que acompaña a su madre en un viaje para casarse con quien será su nuevo padrastro. En su travesía, la niña se encuentra con seres fantásticos y se adentra en un mundo que solo puede existir en la imaginación humana: una bellísima materialización visual de las fantasías de una niña.

El viaje de Chihiro – Hayao Miyazaki

Miyazaki y su famoso estudio de animación Ghibli son un parteaguas dentro de este género cinematográfico que ha alcanzado, en las películas de este artista japonés, lugares insospechados. El viaje de Chihiro narra la historia de una pequeña niña que durante un viaje con sus padres termina en un mundo fantasioso habitado por extraños dioses, demonios, brujas y espíritus. La pequeña tendrá que encontrar la manera de salir de ahí y salvar a sus padres. El mundo creado en esta película es deslumbrante y extraño, parecido a esos mundos que existen en nuestra imaginación.