Imagen: Dominio público

Laboratorios dedicados al juego (y, por lo tanto, al aprendizaje)

29 | 04 | 2020

El aspecto lúdico del desarrollo infantil es uno de los principales motores del aprendizaje.

El juego es una de las materializaciones más potentes de la imaginación. Por ser el lugar donde confluyen la fantasía, el instinto, la convivencia, la capacidad de abstracción y la de experimentación, es también un gran maestro, especialmente para los niños en etapa de desarrollo (como lo demuestran diversas metodología, por ejemplo la del Instituto DIA). Ese principio impulsó a la LEGO Foundation y la organización internacional BRAC a crear un proyecto que construirá 240 laboratorios de juego para que 7,000 niños de países como Uganda, Tanzania y Bangladesh, se acerquen a esta actividad tan disfrutable como nutritiva.

Los laboratorios de juego están diseñados para grupos de 30 o 40 niños, divididos por edades, en turnos de 2 o 3 horas. Son diseñados y construidos por arquitectos especializados dentro de las escuelas como espacios lúdicos para los alumnos, y están divididos en distintas secciones: una de ellas es un rincón apartado y silencioso destinado a la lectura; otra está diseñada para realizar actividades manuales; otra más está destinada al juego en un espacio cerrado; y, finalmente, todos los laboratorios cuentan con un espacio de juego al aire libre.

Además de su trabajo con los niños, este proyecto también implica un acercamiento a las comunidades donde son instalados. Así, los laboratorios son decorados por la gente del lugar, de la mano de los arquitectos, en un ejercicio de integración comunitaria. Cada laboratorio tiene un encargado, usualmente se trata de mujeres de la localidad, conocidas como “guía de juegos”. Ellas trabajan con voluntarios, y reciben entrenamiento previo y capacitaciones por parte de BRAC sobre temas como seguridad, infancia temprana, cuidados, y las reglas del funcionamiento de los laboratorios. Estas guías también sostienen reuniones regulares con los padres de los niños para informarles sobre los avances de sus hijos y plantear maneras de estimularlos para un mejor desarrollo.

El proyecto de los laboratorios de juego —cuyo uso no tienen costo alguno, aunque siempre se aceptan donativos— ha tenido que encontrar la forma de convencer a los padres de los niños sobre sus beneficios: su propuesta no siempre es bien recibida, en parte, por la asociación que tiene la educación infantil con la disciplina, el respeto a la autoridad y lo métodos de educación más convencionales.

Los laboratorios de juego reportarán su trabajo a través de la medición de las capacidades cognitivas, conducta, lenguaje oral y capacidad de juego de los niños que participan en ellos. Todo esto hace evidente que el juego no solamente divierte, también educa y prepara a los pequeños para la vida adulta en un sinfín de niveles.

Se sabe que el juego ayuda a desarrollar la imaginación y crear lazos sociales más sanos, también es una forma de impulsar el desarrollo neurológico y lingüístico de los niños, además de estimular su autocontrol emocional, por nombrar solo algunos de sus beneficios. Estas son algunas razones por las cuales el acto de jugar ha sido integrado por numerosos modelos educativos alrededor del mundo y es una actividad crucial para los niños, herederos de nuestro planeta.

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