VTC, el arte como vehículo educativo
Este método educativo recurre al arte para enseñar e invita al pensamiento crítico, la colaboración y la inclusión.
La supervivencia del ser humano, así como su evolución, está estrechamente relacionada a nuestra capacidad de transmitir el conocimiento. Sabemos, además, que en esta dinámica el arte ha sido un instrumento especialmente valioso, acompañando a la pedagogía desde sus orígenes más remotos. Esto se debe a que las prácticas artísticas son instrumentos que permiten formularnos preguntas sobre nosotros mismos y aquello que nos rodea. El arte es, finalmente, un testigo representativo de nuestra historia —y todas las posibles narrativas que nos definen como sociedades en constante transformación.
Partiendo de estas nociones, durante la década de 1980, los psicólogos Abigail Housen y Philip Yenawine desarrollaron un programa escolar llamado VTC (Visual Thinking Curriculum), como parte de una iniciativa del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA). Se trata de un método de desarrollo cognitivo y estético para la estimulación del pensamiento crítico a través del arte; surgió de las investigaciones hechas en años previos por Housen en torno a los procesos cognitivos de las personas que se encuentran frente a una obra de arte.
Al aplicar el método VTC, se complementan dos preguntas esenciales —¿qué está sucediendo en el cuadro? ¿qué elementos hay en él que te hace pensar eso?—, con la retroalimentación del maestro o guía, y de los demás integrantes del grupo en una discusión compartida, cuya finalidad es enriquecer la comprensión de todos los presentes. Esto la convierte en una práctica estructuralmente flexible, que depende del material artístico utilizado en cada sesión y de las personas que se encuentran en el grupo de trabajo.
Vale la pena mencionar que en este proceso se presenta lo que los creadores de la técnica llamaron literalidad visual; este concepto fue claramente definido por Yenawine en un artículo escrito en 1997 de esta manera:
…la capacidad de encontrar significado en las imágenes. Ésta implica un conjunto de habilidades que van desde la simple identificación (nombrar lo que uno está viendo), a interpretaciones más complejas a nivel contextual, metafórico y filosófico. Muchos aspectos de la cognición son requeridos, como la asociación personal, el cuestionamiento, la especulación, el análisis, el reunir datos y la categorización. La comprensión objetiva es la premisa de esta literalidad, pero los aspectos afectivos y subjetivos del saber son igualmente importantes.
De acuerdo con Yenawine, la literalidad visual, comparada con una crítica de arte más tradicional, dibuja la posibilidad de una comprensión mucho más completa y compleja de lo que el arte puede provocar en una persona.
El método VTC tenía la finalidad de obtener una mayor eficacia pedagógica con los grupos de estudiantes que visitaban el MoMA, enfocada en que los alumnos llegaran a sus propias conclusiones de manera colectiva, a partir de la observación presencial de obras de arte. Pero los resultados de este método fueron positivos y tan bien recibidos que, pronto, el modelo se replicó fuera del museo (usando reproducciones fotográficas de las obras) e inspiró, o se utilizó tal cual, en distintas instituciones escolares en Estados Unidos y otros países, incluida la metodología aplicada por el Instituto Día, en México
Su éxito se debe, en parte, a que se trata de una forma de enseñanza que enfatiza en el diálogo colaborativo e inclusivo: una invitación a formar comunidades unidas por la sensibilidad —una transformación, a todas luces positiva, de la manera en que todos los involucrados en el proceso de enseñanza se relacionan entre sí.
Desde su creación, el VTC se ha ido transformando, mejorando y adaptando a las necesidades globales; actualmente se utiliza en decenas de países y un sinnúmero de museos alrededor del mundo. Su sitio ofrece entrenamiento para maestros y una gran cantidad de información en torno a este método y los muchos usos que se le han dado con el paso de los años —gracias a su acercamiento inteligente e intuitivo al poder del arte sobre las personas y todos los posibles aprendizajes que derivan de esto.