Cómo ayudar a los niños a concentrarse (en cinco ejercicios)
En tiempos de aislamiento y reclusión, la concentración puede ser difícil de alcanzar, especialmente para los más pequeños.
La concentración es una capacidad fluctuante. Esta depende de muchos factores: nuestro estado físico, nuestro estado emocional, el espacio en el que nos encontramos y sus características, entre otros. De forma sencilla, la concentración mental podría definirse como el proceso psíquico, realizado por medio del razonamiento, que consiste en centrar toda nuestra atención en un solo objetivo. En otras palabras, es la capacidad de enfocar nuestra mente en resolver una sola cuestión y mantener el enfoque ahí durante el tiempo necesario. La concentración es vital para muchas actividades de la vida cotidiana, entre ellas el trabajo, el estudio y, por lo tanto, el aprendizaje.
Para los niños, la concentración es difícil de alcanzar, en parte, porque su cerebro aún está adaptándose al mundo; ellos pueden ser más propensos a distraerse o cambiar de interés de forma repentina. Según expertos, los niños pequeños son capaces de concentrarse durante periodos breves de tiempo: entre diez minutos y una hora al día, dependiendo de su edad. Además, la capacidad de concentrarse es algo que debe enseñarse a los niños, un proceso que se aprende. Existen distintos trastornos de la atención que pueden generar problemas en los pequeños y sus procesos de aprendizaje y educación.
La actual situación mundial, el aislamiento y, especialmente, el hecho de que la mayoría de los niños han tenido que dejar de acudir a centros de estudios para estudiar desde casa, pueden interferir en los mecanismos y rutinas regulares de los pequeños, esto incluye su capacidad de concentración. Además, el hecho de no convivir de manera presencial con sus profesores y compañeros, de solo verlos a través de la pantalla de una televisión o computadora, hace que las posibilidades de distracción sean aún mayores.
Existen distintas actividades, para niños y adultos, que ayudan a mejorar la capacidad de concentración: el deporte, la lectura y la meditación son algunas de ellas. A continuación, compartimos cinco ejercicios sencillos a través de los cuales los padres pueden ayudar a sus hijos a concentrarse más fácilmente en esta época de cambios y nuevas rutinas.
Juego de memoria con objetos
Reúne un total de 20 objetos de tu hogar de distintas formas, tamaños y texturas. Acomódalos en una charola o mesa y pídele al pequeño que memorice todos los objetos que se encuentran ahí. Dale al niño o niña 30 segundos para observarlos con atención. Después, cubre la charola o superficie con una toalla o tela. A partir de esto, puedes jugar dos distintos juegos: a) podrías quitar un objeto o dos (sin ser visto) y luego preguntarle al pequeño qué objeto u objetos faltan; también puedes pedirle que te enliste los objetos que están cubiertos. Este ejercicio ejercita la memoria de los niños en muchos niveles, y la memoria está íntimamente relacionada con la capacidad de concentración.
Círculos de colores
En un lienzo de papel de buen tamaño (como una cartulina, por ejemplo), dibuja uno o dos círculos pequeños, y pídele al pequeño o pequeña que los coloree con la mayor precisión posible, intentando no salirse de los bordes. Deja que ella o él elijan el color. Este proceso debería llevar poco minutos. Al día siguiente, en ese mismo lienzo, dibuja un círculo más grande y repite el ejercicio. Sigue haciéndolo con formas cada vez más complejas o de mayor tamaño, uno al día. Poco a poco, y a partir de formas más grandes y complejas, el pequeño será capaz de concentrarse por periodos más largos de tiempo en un proceso gradual. Posteriormente, puedes conseguir un libro para colorear e invitar a los pequeños a hacer esta actividad unos minutos al día. El dibujo, se ha comprobado, tiene grandes beneficios a la capacidad de concentración de los pequeños y también al desarrollo de su paciencia y sus habilidades motrices, además de su sensibilidad artística.
Copiar una imagen
Basta con buscar una imagen sencilla (misma que debes escoger de acuerdo a la edad del pequeño o pequeña) y darle a él o ella una hoja de papel y colores para copiarla. Aunque esta actividad pareciera muy sencilla, en realidad es de gran importancia, pues apela y ayuda a desarrollar varias capacidades importantísimas de los niños, como la memoria, la concentración y también la coordinación motriz.
El juego de las monedas
Reúne una buena cantidad de monedas de distintas denominaciones y consigue una hoja de papel o cartón para cubrirlas. Pide al niño o niña que se siente en la mesa contigo. Acomoda unas 5 a 10 monedas de distintas denominaciones en un orden específico y luego pídele al pequeño que las observe con atención. Posteriormente cúbrelas. Pídele que, usando las monedas que no has utilizado, copie el mismo patrón que le enseñaste momentos antes. Si no lo logra, descubre las monedas que tú acomodaste y déjalo verlas otra vez. Repite el ejercicio hasta que el niño lo logre. Puedes contar el tiempo que tarda el pequeño en lograr copiar el patrón e ir comparando con las sesiones pasadas. A medida que repitas este juego, el tiempo se reducirá y el sentimiento de satisfacción será mayor en el niño o la niña. Este ejercicio ejercita la concentración, la memoria y la posibilidad de secuenciación en los pequeños.
Juego de coreografía
Integrar el cuerpo y sus posibilidades expresivas en los ejercicios de memoria y concentración para niños puede ser positivo y, también, muy divertido. Este juego consiste en hacer una coreografía, con unos tres o cuatro distintos movimientos, y luego pedirle al niño o niña que la siga . Dependiendo de la edad del pequeño, puedes hacer secuencias de baile más largas. Recomendamos usar música para este juego (los niños son particularmente sensibles a ella). Este ejercicio ayuda no solamente a la concentración y la memoria, también mejora varias capacidades de los pequeños: motriz, de planeación, velocidad de procesamiento, además de que implica una actividad física que servirá para ejercitar su cuerpo y hacerlos sentir bien.
*BONUS
La concentración está íntimamente relacionada con la capacidad de relajación: entre más tenso o estresado está un niño, es más difícil que logre concentrarse. Te recomendamos hacer ejercicios de relajación antes de hacer juegos de memoria y concentración. Un buen ejemplo de esto puede ser un breve masaje en su espalda o piernas, o una pequeña meditación guiada (de unos pocos minutos) en la que los dirijas a recorrer su propio cuerpo usando su mente, de la cabeza a los pies.
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