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La resiliencia, una herramienta invaluable en tiempos difíciles

27 | 05 | 2020

La capacidad de adaptarnos a la adversidad es una de las lecciones más valiosas de la vida.

En el Barroco, las virtudes morales solían expresarse con ilustraciones acompañadas de un título y un verso o sentencia que las explicaban —un objeto visual-poético conocido como emblema. Los libros de emblemas, best-sellers de su época, se usaron entonces como guías didácticas religiosas y morales; pero son, hasta nuestros días, bellísimos compendios de sabiduría, que abrevó de una gran cantidad de fuentes, sobre lo que implica ser humano. Así, existieron emblemas sobre el amor, sobre la ira, sobre la castidad y sobre la templanza, por nombrar algunos ejemplos. La última es una de las más poderosas virtudes humanas.

En los emblemas, la templanza fue representada gráficamente de varias maneras, una de ellas era la ilustración de un barco, en medio del mar, en una tormenta. Dentro de esa metáfora, la templanza era simbolizada por el trabajo de la tripulación del barco para sortear los fuertes vientos y enormes olas. El triunfo de la templanza implicaba la sobrevivencia del barco y su tripulación; y la templanza, necesariamente, nace de la resistencia.

Todos, absolutamente todos, experimentamos tormentas en el curso de nuestras vidas; además de su parte luminosa, la existencia humana implica todo tipo de dolores y pérdidas. A la habilidad para tolerar la adversidad, la psicología moderna la ha llamado resiliencia, que es también la capacidad de adaptarnos a esos momentos angustiantes y dolorosos, de resistirlos. La resiliencia implica un regreso de esos momentos de tragedia, pérdida o estrés, una especie de rebote o la vuelta a un puerto (que trae consigo un crecimiento personal).

En el contexto actual del mundo, uno lleno de incertidumbre, la resiliencia podría ser una herramienta necesaria. El distanciamiento social, el sufrimiento que nos rodea, el encierro y la preocupación, bien podrían llevarnos a una crisis emocional, por lo cual es importante estar atentos a nuestra vida interior, especialmente en momentos como el que actualmente vivimos. Esto nos podría ayudar a tomar las decisiones correctas al respecto.

Es importante recordar que la resiliencia no es un rasgo de la personalidad de una persona, es una capacidad humana que está más relacionada con nuestras conductas. Es decir, es algo que puede aprenderse y desarrollarse a través de la intención y la atención.

Para la Asociación de Psicología de Estados Unidos existen elementos que pueden ser cruciales ante la necesidad de resiliencia: las conexiones con otros seres humanos, el bienestar integral y la sanidad de pensamiento son algunos de ellos. Para desarrollar la resiliencia existe una gran cantidad de herramientas; el ejercicio físico, por ejemplo, puede ser particularmente útil, pues estimula una buena cantidad de sistemas en el cuerpo humano que nos acercan a la salud, física y mental. Una alimentación sana es otra medida que puede afectar de forma positiva nuestros niveles de bienestar. La meditación, por su parte, es una práctica necesaria y poderosa ante la adversidad, pues se trata de una forma de mantener pensamientos sanos.

Las conexiones con otras personas, tal vez aquellas que nos son más cercanas, es una excelente manera de pasar por tiempos difíciles. El simple hecho de hablar y escucharnos, es una forma de sanar. Y hablando de las posibles medidas que se pueden tomar con los otros, en el ámbito colectivo, otra forma de mantener nuestra mente sana en tiempos difíciles es ayudar a los demás (aquí algunas posibilidades) —una forma de poner nuestro pensamientos en algo más importante que nosotros mismos.

Finalmente, uno de los más grandes actos de sanidad es aceptar el cambio, la flexibilidad de pensamiento: algo muy necesario en la actual crisis mundial de la que, sin duda alguna, regresaremos cambiados. No hay que olvidar que las tormentas nunca dejarán de llegar, pero con las herramientas correctas siempre pueden resistirse.

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