Sobre los profundos beneficios de observar aves 

05 | 10 | 2020

La observación de aves es una preciosa práctica que podría reconfigurar la forma en que miras el mundo.

Fue a mediados del siglo XVIII cuando un grupo de ornitólogos ingleses —que incluía a Gilbert White, Thomas Bewick, George Montagu, entre otros— comenzó a popularizar el birding o avistamiento de aves, pero sin un objetivo utilitario o para cazarlas; sino simplemente por el gusto de reconocerlas y admirarlas. 

Mientras tanto, en Alemania, Alexander G. Baumgarten desarrollaba la noción de estética, como lo conocemos y lo utilizamos hoy. El concepto, originalmente en griego, solía hacer referencia a eso que puede ser percibido con los sentidos; pero Baumgarten comenzó a utilizar estética como sinónimo de una sensibilidad que se puede desarrollar para percibir belleza.

Probablemente el hecho de que el birding y la estética se desarrollaran de forma tan cercana en el tiempo esuna mera coincidencia; pero la conexión entre ambos eventos sugiere que, en la época, se estaba gestando una sensibilidad muy particular en torno a la naturaleza y su potencial, no solo para ser explotada por el ser humano, sino para desencadenar pasiones y activar el pensamiento.

Y las aves encarnan este espíritu. Ellas son —como escribe Jeremy Mynott en su ensayo “Las aves son palabras aladas”— los vehículos perfectos para “representar las relaciones humanas con el mundo natural”, por su ubicuidad, su comportamiento —tan, aparentemente, parecido al nuestro— y por el don del vuelo, un muy antiguo anhelo humano. 

Además, su naturaleza volátil las transforma en una figura coyunturalentre lo urbano y lo rural; lo silvestre y lo doméstico; lo pacífico y lo caótico; lo organizado y lo incomprensible. Escribe Mynott: “Están construidas de manera ideal y única, tanto física como simbólicamente, para ser los vínculos entre la humanidad y otros mundos.”

En tiempos como este, en medio de una pandemia, observar aves podría transformarse en una práctica vital, pues nos permite conectar con territorios lejanos, sin salir de casa y nos ayuda a reconfigurar nuestra mirada sobre el mundo. Como dijo Corina Newsome, observadora de aves, al New York Times: “[la práctica de observar aves] acabará convirtiéndonos en mejores administradores de nuestro espacio natural, además de darnos paz y tranquilidad al ver que aunque nuestro ritmo se interrumpa, hay un ritmo más grande que sigue adelante.”

Exploremos, entonces, algunos de los profundos beneficios de dedicar un poco de tiempo a la observación de aves y compartir esta práctica con otros. 

Observar aves para mejorar tu salud

En general, el contacto con la naturaleza es sano para el cuerpo. Y la observación de aves es una forma fácil de integrar este contacto a tu vida cotidiana. Diversos estudios muestran que pasar tiempo en ambientes naturales puede reducir el estrés; disminuir la presión sanguínea y ritmo cardíaco altos, y, en general, ayuda a mejorar la salud cardiovascular. Particularmente la observación de aves es una oportunidad perfecta para hacer un poco de ejercicio, casi sin notarlo.

Salud mental y observación de aves

Solo pasar algunos minutos del día al aire libre puede tener un impacto importante en personas que sufren depresión y ansiedad. Algunos estudios demuestran que los espacios verdes en las áreas urbanas pueden reducir las sensaciones de aislamiento y soledad de los habitantes en las ciudades. Por otro lado, la observación de aves promueve la “atención plena” o mindfulness una práctica muy cercana a la meditación: introspección para conocerse y experimentar plenitud.

Beneficios cognitivos

Pasar tiempo en ambientes naturales está asociado con mejoras en la concentración y la memoria, especialmente entre niños o adultos mayores. Este tipo de entornos fomentan la atención, contrario a espacios donde estímulos intensos, como los tecnológicos, tienen exactamente el efecto contrario. 

Por otro lado, practicar la observación de aves puede ayudarte a mejorar tus reflejos. Se trata de una actividad donde tienes que estar muy concentrado para cachar un color particular entre las ramas, un aleteo o un canto especial, si quieres lograr ver al ave que estás buscando. 

Cultivar conciencia ecológica

Al pasar tiempo admirando aves, observando sus hábitos, incluso detectando el desarrollo de sus vidas, es casi imposible no desarrollar cierto apego y cariño. Y desde este sitio es muy fácil cultivar una auténtica conciencia ecológica; comprender que la naturaleza, los animales y plantas tienen ciclos propios que los humanos interrumpimos; que la subsistencia de su especie es un trabajo constante, al que dedican todo su tiempo.

Por otro lado, la observación de aves es la forma perfecta de involucrarse en prácticas de “ciencia colaborativa”. Una valiosa iniciativa que nos invita a hacerlo es Sal a pajarear de la Fundación Claudia y Roberto Hernández. El proyecto convoca a estudiar y observar a las aves que habitan nuestro entorno, promoviendo la conservación del mismo.

Observar aves para cambiar tu forma de mirar la realidad

Si es una práctica constante, la observación de aves podría reconfigurar tu forma de mirar la realidad; cambiar tu percepción sobre el tiempo y el espacio; ampliar tu conciencia sobre la diversidad del mundo; ayudarte a cultivar la biofilia (amor por lo vivo y la vida, tu sentido de conexión con los otros seres); enseñarte sobre resiliencia; o ayudarte a entender que vivimos en un mundo en constante mutación.

Cultivar tu sentido poético y estético

Antes de que realmente se popularizara el avistamiento de aves, muchos estudiantes de biología interesados en estos elusivos animales los cazaban para poder verlos de cerca y aprender a reconocerlos. Después, más y más herramientas y técnicas de observación fueron inventadas y el análisis de aves (y probablemente de otras especies de animales y plantas) cambió de enfoque. El cuidado de otras formas de vida hoy continúa siendo una de las más importantes motivaciones detrás de la biología, la ecología y otras disciplinas que estudian el mundo natural. 

La observación de aves, en ese sentido nos ayuda a cultivar nuestro sentido poético y estético. Poder reconocer en otra vida un valor que no sea utilitario y sentarnos a mirarla, pensando tal vez ¿qué impacto tiene esta vida en mí, en mis sentidos, en mi cuerpo, en mi forma de escuchar y mirar el mundo? es cambiar nuestra relación con la realidad; es mejorar el trato que le damos a nuestra propia existencia.

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