El ciclo de 21 días con Frida
Este taller fue una oportunidad para que los participantes emprendieran un camino de autoconocimiento y creatividad, mientras compartían sus experiencias alrededor de la vida y la obra de Frida Kahlo.
Con los años, la vida y la obra de Frida Kahlo se han convertido en objeto de fascinación para propios y extraños. Ya sea por los valores intrínsecos de su pintura, su intensa relación con Diego Rivera o los notables padecimientos que sufrió a lo largo de su vida, lo cierto es que en la actualidad su estampa y su temperamento son reconocidos y admirados en todo el mundo, de tal manera que, muchas veces, su idiosincrasia y la suma de sus colores y matices vienen a fundirse con la presencia y esencia de lo mexicano.
Hoy en día, Frida es una figura poética: artista mexicana por antonomasia, sinécdoque de la cultura nacional, parábola del feminismo, himno a la vida a pesar de su dolor físico y psíquico; un intenso arcoíris que abraza sensaciones, estados de ánimo, reacciones ante la vida y a México.
Acosada por los dolores de 32 operaciones quirúrgicas en 29 años, varios abortos espontáneos, el olor a galenos, enfermeras y cloroformo, y el cuerpo esculpido por ocho diferentes corsés ortopédicos que se vio obligada a vestir en cierta etapa, Frida escribió su Diario íntimo durante los últimos 10 años de su vida. De este diario, Carlos Fuentes afirma que es una muestra de su alegría, su sentido del humor y su imaginación más fantástica.
“El Diario —afirma Fuentes— es su línea de cabotaje con el mundo. Cuando Frida se vio, se pintó; y se pintó porque se sentía sola y porque era el sujeto que mejor conocía. Pero cuando Frida vio el mundo, escribió, paradójicamente, un Diario”.
Vivencia de autoconocimiento y creatividad
En el 114 aniversario del nacimiento de Frida Kahlo —el martes 6 de julio—, inició el taller 21 Días con Frida, 2021, con encuentros en línea a lo largo de tres semanas, en las que mediadoras expertas propusieron ejercicios con los que los participantes obtuvieron herramientas, alojadas en el sitio web Frida Kahlo Diario, para generar bienestar a través de la relajación, la introspección y la expresión creativa.
Tomando como punto de partida El diario de Frida Kahlo y al Cuaderno íntimo inspirado en Frida Kahlo —creado por Claudia Madrazo, fundadora de La Vaca Independiente—, hasta 91 personas de diferentes lugares de México y del mundo —unas con una taza de café, otras con un mate, algunas con un vaso de agua—, se reunieron cuatro veces durante este trayecto de 21 días, donde compartieron experiencias personales, reflexiones y su creatividad, gracias a ejercicios como el trazado de garabatos, el dibujo de un árbol, el armado de un collage o la escritura de un cuento, entre otros.
El taller de Frida
En su Diario, Frida disfrutaba con el factor aleatorio y la espontaneidad: creaba figuras a partir de manchas que obtenía derramando la tinta o salpicando la hoja. A través de sus páginas, ella ocupó “lápices de colores, tintas y aguadas, crayones y Contés [sic]”, explica la historiadora del arte Sarah M. Lowe. Además, acompañaba sus dibujos y trazos con palabras, anécdotas y títulos como “El fenómeno imprevisto” y “¿Quién es este idiota?”. De la misma forma, el taller 21 días con Frida alentó a los participantes a que se abrieran a la creatividad con ejercicios diarios a lo largo de las tres semanas que duró el recorrido.
El propósito del programa 21 días con Frida fue comenzar un camino de autoconocimiento por medio de la creación de un diario con ejercicios extraídos del Diario de Frida y del Cuaderno íntimo inspirado en Frida Kahlo, en el que la expresión creativa fue un vehículo para el conocimiento de uno mismo que nos encaminó a la reflexión y renovación personales. Esta vivencia de desarrollo personal e integral —cimentada en los ejes del bienestar, el autoconocimiento y la creatividad— fue una mezcla única, ya que involucró arte, neurociencia y colectividad.
Las secuencias de actividades contenían nueve videos y seis audios para guiar a las personas en la búsqueda del bienestar, un estado libre de prejuicios que les permitiera expresarse y conocerse a sí mismas. De igual manera, dentro de este ciclo de tres semanas, cada día la página web Frida Kahlo Diario —con el título “Momentos para ti” y divididos por semana en “Yo siento”, “Estoy siendo” y “Yo soy capaz”— ofrecía actividades generadoras. Así, los participantes echaron mano de su propio diario y materiales como colores, plumones, gises, tijeras, acuarelas, entre otros. Con la apropiada preparación del espacio y ganas de expresarse, los resultados fueron insospechados.
La semana 1, “Yo siento”, contenía los ejercicios “De puntos a formas”, “Carta de agradecimiento” y “¿Qué me hace feliz?”, y su propósito fue que la persona conectara consigo misma para encontrar gozo a través de los sentidos. La semana 2, “Yo estoy siendo”, incluyó los ejercicios “Garabatos”, “Fantasías de infancia” y “El árbol”. La intención fue que la persona se comunicara con su interior por medio de actividades de introspección. La semana 3, “Yo soy capaz”, concentró los ejercicios “Que tus palabras fluyan”, “Evento imprevisto” y “Tinta accidental”. Su finalidad fue que la persona reconociera sus recursos internos a través de ejercicios de expresión creativa.
Al principio, muchos participantes mostraron reservas sobre su capacidad para expresarse con palabras, con trazos y con colores, libremente, como hizo Frida. Pero el trayecto también sirvió para que cada persona soltara sus miedos y plasmara en su diario sus sentimientos de la forma más honesta, bosquejando una narrativa de sí misma diferente, sin preocuparse tanto por el resultado como por el proceso. Y en ese tránsito, Frida ya no apareció solo como una mujer que padeció, sino como un ser humano que buscó en el arte su manera de estar en el mundo, de enfrentar osadamente todas sus tribulaciones; había una permanente sed de expresión en ella, inextinguible, y a eso se ancló para disfrutar la vida y carcajearse. Para los participantes, el mensaje de Frida está en la voluntad que se niega a claudicar.
Poco a poco, los participantes fueron sintiéndose con la confianza de compartir sus pensamientos, y las acuarelas o bolígrafos fluyeron con mayor serenidad y soltura sobre la hoja. Sabrina Diem, una de las integrantes del taller, agradeció volver a tener confianza en su voz interna. “Cuando era pequeña, escribía mucho; pero dejé de hacerlo. Gracias a este taller estoy retomando la escritura, conectándome otra vez conmigo misma, sin miedo al qué dirán”.
En efecto, la escritura abre puertas que no imaginamos: las que sirven para mirar la propia vida. Frida conocía la soledad, el dolor y la crueldad, pero tenía herramientas para luchar contra ellas: sus colores, su sentido del humor, su creatividad, su capacidad de inventar otros mundos o narrativas. Herramientas que, además de sus obras artísticas, también nos deja como legado, ejemplo e inspiración.
De esta manera, Frida guió el camino de quienes están en la búsqueda de la transformación a través del arte. Varias participantes, además de agradecer esta oportunidad de convivencia y autorreflexión, consideraron que este taller es el inicio de algo que han venido practicando durante estos 21 días: darse un espacio y tiempo a sí mismas para sentirse bien, conocerse y crear.
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