Umberto Brayj -Creative Commons

Volver a casa: relato de una mediadora cultural

08 | 12 | 2021

En esta pequeña crónica, Ixchel nos regala atisbos de su travesía vital que la llevó a inscribirse al programa de liderazgo juvenil de Baktún Pueblo Maya.

El viaje en bicicleta no fue exactamente la aventura esperada, pero sin duda cumplió el cometido de cambiarle la vida a Ixchel. Cuando ella y su pareja salieron de Oaxaca hacia Quintana Roo en los primeros meses de 2020, no se imaginaron que un virus global frenaría su camino a Chetumal, obligándoles a buscar refugio en una pequeña comunidad* de Quintana Roo, casi en la frontera con Belice.

No fue casualidad que llegaran allí: los abuelos de Ixchel participaron en la fundación de ese poblado, a donde llegaron desde su natal Veracruz con toda la familia. Cuando los hijos de esa pareja crecieron, se mudaron a Chetumal en busca de mejores oportunidades; allí, Ixchel pasó su infancia, pero siguió visitando regularmente a los abuelos, quienes permanecieron en su casa y le transmitieron el amor por la tierra, la cultura y la vida en comunidad. “Tengo muchos recuerdos de todas mis vacaciones de verano con mi abuelo, con mi abuela, haciendo fogatas, viendo las estrellas”, cuenta nostálgica Ixchel.

Años más tarde, en Cancún, Ixchel estudió Ciencias de la Comunicación, que ahora completa con otra licenciatura en Gestión y Desarrollo de las Artes, impartida por la Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo (UIMQROO). “Todo lo que estudiaba en Comunicación —nos cuenta— tenía que ver con el cambio social. Relacioné mis proyectos con las comunidades: mi proyecto de tesis, por ejemplo, consistió en desarrollar un taller de cine en comunidades mayas de Carrillo [Puerto]. Entonces, cuando vi el plan de estudios de esta licenciatura, todo me gustaba y siento que está haciendo un match muy interesante con la comunicación. Creo que la comunicación siempre se vincula con el arte para el cambio social”.

Sueños en bicicleta

Hace tiempo, la vida la llevó a Oaxaca durante algunos meses, pero la muerte de su abuelo y la pandemia la hicieron volver a su estado. Aunque no logró llegar a Chetumal con su familia debido a la pandemia, la casa de los abuelos volvió a recibirla como cuando era niña. Aunque le ha resultado duro enfrentarse con el hecho de que ya no existe la unión, la colaboración, la co-creación “y un montón de cosas bien bonitas” que, desde su perspectiva, antes se respiraban en la comunidad y la definían, también admite que está “muy feliz de estar ahora allí, de vuelta”, porque su vida “en la comunidad es mejor: aquí puedo estudiar, trabajar y entrar a programas como el de Baktún”.

Si bien confiesa que en un principio no entendía del todo de qué iba el Programa de Mediadores y Promotores Culturales y, en especial, la metodología dia, al hacer las prácticas en verano todo hizo clic y reafirmó la teoría que había concebido en la universidad: la de que el arte y la comunicación pueden complementarse y funcionar como un vehículo que impulse el cambio social. Aunado a esta satisfacción inicial, desde un principio le entusiasmó trabajar con los promotores (muchachos de entre 15 y 18 años), porque cree que es más fácil construir un diálogo y co-crear con un joven entusiasta que con personas de otros rangos de edades.

El camino de la mediación

A lo largo del Módulo I del Programa de Liderazgo de Jóvenes a Jóvenes de Baktún, poco a poco Ixchel ha aprendido a mediar en cada una de las cuatro sesiones que hasta ahora ha implementado con su grupo de promotores culturales, todos estudiantes del Colegio de Bachilleres de su comunidad. “He tenido que romper con la vieja idea de la enseñanza, porque estas sesiones son como una montaña rusa: te tienes que subir e ir llevándola gradualmente, saber cuándo se necesita más energía, cuando más paz y así. Al principio me faltaban herramientas, pero creo que poco a poco voy aprendiendo a manejarla mejor”, dice entusiasmada.

En una reflexión final, Ixchel dice que el programa la ha llevado a cuestionarse su identidad: “Mi abuelo era de Veracruz, de ascendencia cubana; mi papá es de Campeche y habla maya; yo nací en Cancún, pero apenas estoy aprendiendo a hablar maya. Por otro lado, donde vivo no es una comunidad maya, aunque hay mucha población de Chiapas y Tabasco que tienen esa raíz indígena. También hay migrantes de Centroamérica que vienen a trabajar la caña y tienen otra cultura. Todo es una mezcla muy particular… entonces Baktún me ha hecho preguntarme si de verdad soy maya o más bien me estoy apropiando de una cultura”.

Noviembre, 2021

 * Para garantizar la confidencialidad, suprimimos el nombre de la comunidad y reemplazamos el nombre real de la mediadora.

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