Practica el azoro sumergiéndote en el mundo de las aves

Para ver pájaros es necesario volverse parte del silencio.
—Robert Lynd

Las aves están impresas de forma indeleble en el imaginario humano. De forma física y simbólica se han hecho presentes desde tiempos inmemorables: los pájaros son parte de la vida cotidiana, pero también viven como figuras retóricas, proverbios, fábulas y mitos, y aparecen en rituales y prácticas mágicas de diferentes culturas alrededor del mundo. Hay algo sobre su presencia que inevitablemente intriga y por eso no es de sorprendernos que vivan también en la literatura. Entre las obras y poemas de Shakespeare podemos encontrar cerca de 65 tipos de especies; Hesíodo, poeta de la antigua Grecia, platica sobre la grulla, el cucú y la golondrina, destacando la relevancia que tenían dichas aves para leer el clima y tomar decisiones sobre la siembra. 

Son sus alas o quizás ese deseo de ver las cosas a distancia y con perspectiva —una cualidad fundamentalmente divina— que ha desatado el magnetismo que el humano siente por los pájaros. Se trata de una fantasía que nos acompaña en la dimensión de la ciencia ficción con personajes que pueden volar gracias a sus poderes sobrenaturales, pero también en planos que pocos creerían posible. 

Es difícil saber con exactitud qué pasaba por su mente. Sentado frente a su computadora, Samuel O. Poore, un cirujano plástico que enseña en la facultad de medicina de la Universidad de Wisconsin, dejó fluir su imaginación: ¿podrían los seres humanos tener alas? Lo que empezó como un juego hipotético, terminó como una publicación en el Journal of Hand Surgery, titulada “The Morphological Basis of the Arm-to-Wing Transition” (“Las bases morfológicas para la transición de brazos a alas”). El planteamiento: era posible “fabricar alas humanas a partir de brazos humanos”, aunque no pudieran usarse para volar. 

Ese anhelo de ser otra cosa muchas veces arrebata la capacidad de asombro que vive en todas las personas, las despoja de una de las experiencias más mágicas y exquisitas que se pueden experimentar: el vínculo que nace de la relación entre dos especies, que crea universos que invitan a imaginar y vivir lo imposible sin la necesidad de tener alas. Como bien señala Poore al final de su artículo, “los humanos deben seguir siendo humanos, permanecer en el suelo para reflexionar y estudiar las complejidades del vuelo, y dejar que los pájaros sean pájaros y los ángeles sean ángeles”.

Para cultivar el azoro que brota invicto al entrar en contacto con las aves, hay una herramienta que no podemos perder de vista. Se trata de la aplicación móvil de Merlin Bird ID. 

Una aplicación para revelar el mundo de las aves

Esta aplicación es producto de Cornell Lab of Ornithology y con ella es posible identificar un sinfín de especies. Los usuarios pueden subir fotografías o audios para encontrar al pájaro que están buscando o bien usar los filtros de Merlin Bird ID para generar un listado de aquellas que cumplan con las características seleccionadas. La aplicación usa una gran base de datos, que se ha construido con el tiempo por expertos y amantes de las aves, y tecnología GPS para ofrecer información lo más exacta posible. 

Al usar esta herramienta es fácil empezar a familiarizarse con las guías básicas que usan los expertos para investigar e identificar diferentes especies. Se trata de una aplicación que, además de ser increíblemente entretenida, cumple con una función pedagógica. Pero quizá lo más fascinante de usarla es la posibilidad que regala de intimar con las aves y cultivar esa relación intra-especie y simbiótica que se ha desgastado con el paso del tiempo. 

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Pocas cosas ayudan realmente a serenar la mente como regresar a lo básico y prestar atención plena, aunque sea un instante: escuchar el canto de un ave, observar la textura de sus plumas, perderse en sus colores y ser testigos de sus sofisticadas danzas. En La Vaca Independiente se valora y promueve a estos fantásticos animales y lo fundamentales que son para la conservación biocultural. Es así como nace Sal a Pajarear, un programa dedicado a desarrollar capacidades en niños y jóvenes, como la observación, identificación, apreciación, colaboración y registro de información sobre las aves en la península de Yucatán —que cuenta con  564 especies registradas. Gracias a la labor realizada dentro esta iniciativa, hoy existe un hermoso catálogo editorial que es un verdadero tesoro.